sábado, 28 de septiembre de 2013

El alma entre paredes

No es ningún secreto que las paredes atrapan almas. 

Otra cosa es que haya gente más o menos sensible a ellas, y se den por enteradas o se conformen con atribuir el bienestar que sienten en una estancia al jarro de flores artificiales que hay en la entrada o su incomodidad al "olor" del ambientador (aprovecho; por favor, señores fabricantes de ambientadores....déjenlo, es inútil, lo suyo es pura especulación, de verdad, preferimos que huela mal, no nos torturen así!).

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El alma que encierran las paredes flota, es pegajoso como el calor barcelonés, que nos plantamos en octubre y ahi sigue, enganchado a la piel, que no nos deja ni respirar. Te envuelve y te transporta donde te quiera llevar, y poco puedes hacer para evitarlo.

Yo prefiero reconocerlo lo antes posible, conocerlo, analizarlo y hacerme a él, tanto si es bueno como si no. Es, en general, mi estrategia para con todo, pero con estas cosas medio de meigas más, que una ha vivido mucho por Galicia y se ha curtido!

Ese alma dónde más le afecta a una es dónde más se vive, o sea, en tu casa, pero no suele ser dónde es más fácil reconocerlo, precisamente porque es todo demasiado intenso.

Es mucho más fácil en un bar. A ese yo  le llamo "Alma de Bar".  Hay bares en los que uno entra y se mastica el aire, de tan intenso. Y no hablo de viciado ni de ambipures varios. Hablo de esa sensación, entras en un sítio y te invade, te atrapa, y como si tuvieramos antenas extrasensoriales en la cabeza rollo hormiga, lo cazas al vuelo en el mismo quicio de la puerta.


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Cuando percibimos alma malo paramos en seco como si hubieramos chocado con una pared invisible y damos hasta un paso atrás medio huyendo como si hubiesemos visto un muerto (medio pero sin el medio, huída por pies, vamos!).

Otras al contrario, entramos de cabeza sin pensarlo ni apenas mirarlo, atraídos por cuál cantos de sirena (o olor a café recién heho a las 11h de la mañana, que a estos efectos lo contamos como alma!)

No hay patrones, sólo esencia. Evidentemente si el sitio es mono y limpio ayuda, pero insisto en que es algo mucho más intangible. Tengo archivados en mi gps mental con mucho cariño bares y mesones con alma de un montón de capitales de provincia de este a oeste o de pueblos más pequeños, y de ciudades más grandes.

https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTa67bC8YuP7_pS0vTYdLxKAOP_0g5AWrwPjmqeQ-nuTAY5duG-Y en todos la esencia es la misma. Parece como si las risas antiguas, los abrazos furtivos, las amistades forjadas, las miradas vibrantes...todo lo bueno que ocurre en un buen bar -en definitiva los bares son como los ríos que van a dar a la mar, que es el vivir (pequeña liciencia literaria) ;-) - se hubiera quedado en el aire, pegado entre sus paredes...y por más que se friegue el suelo con lejía al cerrar cada noche (o no,que  también hay bares guarros con alma, y bastantes!) ahí queda, flotando para que lo respire el primer cliente despistado, viajero de paso, que sólo al abrir la puerta ya lo percibe.

Como lo bueno llama a lo bueno, y lo malo a lo malo al bar con alma dificilmente lo verás cerrado al siguiente año que cual cigüeña te dejes caer por ahi. Por suerte para nosotros, claro!

Bares sin alma ni os los describo porque todos conoceís un puñado y de puro anodino aburren. 

El lugar de trabajo es otro clásico, pero peor que los bares, porqué poco puedes hacer para modificarlo y en cambio mucho te toca sufrirlo si es malo. Siempre te queda el pequeño consuelo de ponerle alma a tu metro cuadrado de mesa, y de ahí, supongo, los intentos con las fotos de los seres queridos, la última obra de arte de tu hija de cinco años y el cactus por aquello de que absorve las malas radiaciones del ordenador (y que no hay que regarlo, vaya, tampoco hay que ser siempre tan metafísicos!). Ahí sólo me queda desearos suerte y ánimo!


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Y la casa? Ay amigo, la casa! Una en esto está curtida también, porque considerando estancias de más de un mes he vivido en 15 casas distintas, lo que me da una media de cambio de casa cada 2,4 años (no saquéis la calculadora, tengo 36, marujas!). Evidentemente es una media falsa, puesto que hasta los 18 fue todo una maravilla de la estática (exceptuando un cambio de habitación a los 8 años), o sea que la media sale en 0,93 piso por año. De estas 15 sin pensárlo durante más de 5 segundos podría ir diciendo si la casa tenía alma buena o alma mala, o simplemente no tenía alma alguna, pero de corrido además!

El problema aparece cuando con el cuarto de hora de ver la casa con el vendedor de rigor comiendote la oreja no siempre se llega a captar la ausencia de alma, o lo que es peor, el alma chunga... ya sabes, acaban de pintar, entra el sol por la ventana, estás hasta el gorro de ver pisos y zascas! Alquilado (por suerte) o comprada (......).

 

Luego te instalas y al principio sigues sin darte cuenta por aquello del frenesí de la mudanza.

Una vez ya le has sacado al piso en cuestión los cuadros de gatitos, has escondido el tapete de ganchillo de poliester, las cortinas de terciopelo marrón (brfdzecgardakclackjhñÑ;Z´: onomatopeya de escalofrío de pensar en ellas-), le has empezado a poner tus cosas, incluso te has atrevido pintando alguna pared y te has comprado por 1 € la Guía Para Principiantes De Feng Shui Para Tu Casa (si, si, asi todo empezando en mayúsculas porque Tu Casa Es Muy Importante) y aún así.....



Has cambiado la cama de lugar tres veces intentando encontrar el norte y encajar a la vez el cabecero sin que bloquee ni la puerta del armario ni la de la habitación (por aquello de que ambas son bastante prácticas), has organizado el recibidor para dejar la vida de la calle en la calle y entrar limpio y puro en la doméstica, has cambiado de lugar cuatro espejos que resulta que estaban como el culo y tu sin saberlo! Has comprado flores naranjas para compensar no sé que cosa y casi intercambias la cocina por el baño porqué están justo al revés de como deberían, de no ser por el presupuesto de Reformas López, que está más por el capitalismo que por Confucio seguro que lo habrías solucionado Todo!

Pero aaaay....sigue ahí. No acaba de hacer CLEC. Ese clec de cualquier cosa que nos hace saber que si, que tema zanjado, que esto funciona. Pasa con las relaciones y con los trabajos, como no iba a pasar con con las casas?

Mi casa no me hace clec. 

Vamos haciéndonos amigas, pero no hacemos clec. Y he hecho absolutamente todo lo del párrafo anterior (y más, no lo pongo para no extenderme) y la cosa mejora muuuuuuy timidamente. No progresa del todo adecuadamente, como dicen los de la ESO. Y lo peor de todo es que ya no le cuento a nadie lo mío con la casa ("nadie " es el blog, claro, jeje) porqué me miran raro cuando lo digo, de loca caprichosa, rollo como tienes los c...s de quejarte porque se supone que debería sentirme afortunada y estar haciendo genuflexiones por el pasillo a la casa en lugar de andar criticándola.

Pero es que lo he intentado todo, incluso derrochar alma mío por sus rincones, pero me da que se lo queda y no lo devuelve, en serio, rollo Voldemor total. Y oye, que el alma es como el cactus del ordenador, crece despacito y una no puede regenerarlo tan alegremente! 

La parte buena es que parece que como ya llevo muy por encima de mi propia media puede que en un breve plazo indefinido volvamos a mudarnos. La parte mala es la mudanza en sí, claro.

Evidentemente cuando me vaya (que no sé cuando será, pero seguramente más pronto que tarde) me dará pena porque una con esto de andar derrochando su alma por ahi le coge apego a todo y luego le da pena separarse, que a pesar de no haber hecho clec nos estabamos empezando a tolerar cada una con sus cosas y ya le estaba empezando a coger cariño, al fin y al cabo tiene muchas virtudes...(eso dicen, vaya)! ;-)

En Cualquier Caso Habré Aprendido Un Montón De Feng Shui!! ;-)