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miércoles, 21 de agosto de 2013

Mi yo verano

En el mundo llamado occidental (es decir, los que tienen vacaciones) la población en realidad es el doble de la que dicen las estadísticas. Eso, o padecemos todos de trastorno bipolar.

Yo, por ejemplo, llevo ya unas semanas (desde que vino el calor de verdad) instalada en mi yo verano. Pero ahora que (por fin!) me veo despojada de (casi, q soy free lance) toda responsabilidad ando por mi vida de verano como Pedro por su casa.

De repente me parece una aberración haber sido capaz de resistir tantos meses con zapatos cerrados aprisionando el pie! y encima con calcetines!!!! Puag!! deberían estar prohibidos!!!

También me parece inconcedible estar más tiempo en casa que el imprescindible para dormir (sea siesta o por la noche)... ¿qué se le pierde a la gente dentro de una casa? que claustrofobia, por dios! tanta pared!! que corra el aire!!!!



Me parece de un insalubre total andar en moto entre los coches, respirar los tubos de escape de los buses, estar entre repetidores wifi, movil, microondas y todas las gamas de longitudes varias de ondas electromagnéticas. Y la tele? aix, q ruido más estéril! y que apabullo tantas imágenes en tan poco tiempo!
Y la pantalla del portátil me daña la retina! me deslumbra....



Y los cuerpos? no hay como la piel dorada de la gente, que se vean los cuerpos!!
Que la piel no esté escondida, que note el aire, la brisa, el sudor, el tacto de cada cosa que toca!!

Que se cocine en bañador!!





Que se vaya descalzo todo el día!

que los pies te queden negros y que antes de acostarte te los limpies con agua fría de la ducha y salgan churritos y ya puestos aproveches para remojarte por octava vez ese día, y  te acuestes fresquita fresquita!





Y ese es mi yo de verano, y el de invierno me queda tan lejos como lejos me queda el de verano en invierno, y al final no sé cuál es el de verdad, pero como de la verdad ya no me fío en realidad me da igual!

Supongo que en la variedad está el gusto, pero yo por quedarme me quedaría con el sol, con el mar, con los días largos y las noches a la fresca, con las fideuás, el gazpacho y las siestas.

Con que todo el mundo está relajado y contento, con que con unas cervecitas frías se arregla el mundo y con que por mal que esté todo nadie nos podrá nunca quitar el placer de tumbarse al sol balanceándose al son de un mediterráneo en pleno estado de voluptuosidad, en un modesto patín de pedales de playa (intercambiable por una todavía más modesta colchoneta, o directamente por la arena de la orilla) con un pie y una mano sumergida bailando el agua y el resto de la piel secándose a la brisa cálida....Mi yo de invierno ya sabrá apañárselas con lo que le venga, yo me quedo aquí!!