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jueves, 11 de diciembre de 2014

De apegos buenos y malos

Ultimamente llevo escuchando que algo que yo tomaba por bueno, el apego, resulta que es malo, según las postulaciones de crecimiento personal del "aquí y ahora" y compañía.

De hecho... ¿Qué es el apego?

Según la wikipedia:

"El apego, concepto que debemos a la etología, se define como una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos personas, por medio de su interacción recíproca, y cuyo objetivo más inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección (...).
Desde el punto de vista emocional, el apego surge cuando se está seguro de que la otra persona estará ahí incondicionalmente, lo que facilita que aparezcan la empatía, la comunicación emocional y hasta el amor entre estas personas"

Yo ampliaría que también le podemos tener apego a cosas y a situaciones. Puede darnos seguridad hacer siempre el mismo recorrido al trabajo, nuestro rincón de lectura o la rutina matutina, incluso a cosas como tu coche, o tu peluche de cuando eras pequeña.

Parece que todos coinciden en que el apego en edades muy tempranas, desde recién nacidos hasta los tres, cuatro años, es bueno y necesario. Es una estrategia de la manada en la que se protege a la cría, que crece en un entorno seguro y en el que desarrolla el sentimiento de cohesión que en determinadas especies les ha funcionado evolutivamente  para hacer frente a agresiones externas. Los mamíferos en general, vaya.

Pero en personas a partir de cierta edad es (dicen) absolutamente nocivo, al contrario de lo que se nos ha venido vendiendo en forma de "...y comieron perdices" y de fomento de modelos  familiares "indestructibles" de largo plazo, desde la religión, la economía y la política.

Eso en occidente, claro. En oriente, que llevan mucho más tiempo que nosotros pensando en estos menesteres, parece que no están por la labor de la permanencia per se.

Aquí la búsqueda de la estabilidad emocional, continuidad, seguridad, protección, predictibilidad ... Etc es el camino marcado y el que seguimos convencidos de sus bondades, anhelando su consecución y envidiando a quien (aparentemente) lo ha conseguido.

Para luego llevarnos las manos a la cabeza cuando rompe una pareja amiga que nunca lo hubieras dicho, una hija adulto se autoexilia voluntariamente a 10.000 km mar mediante de unos padres aparentemente perfectos.... qué frágiles son las relaciones, qué rápido giran las tornas, qué radicalmente puede cambiarnos la vida en unos segundos, cuando alguien tira de la manta y deja la estructura podrida al descubierto, y vemos que lo único que en realidad nos hacía seguir era el apego al otro, la costumbre, la falsa creencia de la necesidad.

Y aún así, aún viéndolo a nuestro alrededor, seguimos generando todo tipo de mecanismos tácitos para evitar, minimizar y esconder bajo la alfombra de la rutina cualquier atisbo de cambio, porque los cambios no nos gustan. Nos hacen pensar. Nos duelen horrores. Ponen las cosas patas arriba y tenemos que repensarlo todo. Y no sabemos hacerlo, no nos han enseñado. Nos gusta creer que todo es para siempre.

Cuando en realidad, sólo hay una cosa permanente en la vida: el cambio.

Deberíamos acostumbrarnos a autoevaluar de manera fluída y contínua los motivos que nos empujan a hacer lo que hacemos.

¿Hoy, prefiero vivir con esta persona a mi lado en lugar de sola o otra?
¿Me gusta el trabajo que hago, y si es que sí, es por que me aporta o por que me es fácil?
De las personas a las que les dedico mi tiempo y energía, ¿hay alguna que en realidad me hastíe, y que siga viendo por momentos juntos que hayamos pasados o una antigua amistad? ¿Todas me aportan?

El apego hace que en nombre de glorias pasadas o rutinas actuales aparentemente confortables vendamos nuestro futuro y nuestra alma al diablo, que es el miedo. Miedo al cambio, a la evaluación, al diagnóstico y a la decisión. Miedo a quedarnos solos con nosotros mismos. Miedo a la libertad, que requiere ingentes cantidades de energía y valentía.

Los motivos para llegar a estos asuntos profundos de reflexión nunca vienen solos, siempre aparecen a la vez. O mejor dicho, siempre están ahí pero una los ve a la vez cuando está preparada para verlos, volvemos al maestro que aparece cuando el discípulo está listo, y esta vez el maestro ha sido una circunstancia personal próxima a mi, una conversación entre coworkers y un libro en la misma semana.

Las dos primeras daban vueltas al apego entre adultos como pareja.

Y el tercero, entre madres e hijos ya crecidos, y no es uno, sino en vários libros de la misma escritora (Rosemund Pilcher) porque es un tema recurrente en ella.

Quizás es por su propia madurez personal, o quizás es cultural por la metálica forma de ser británica, al fin y al cabo el desapego familiar es un rasgo muy anglosajón, y me atreviría a decir protestante. O al revés, el apego es un rasgo muy católico.

A través de sus novelas insiste en la necesidad de dar aire a los hijos cuando éstos llegan a la edad madura (18 años). En animarlos a irse fuera del nido, en no inmiscuirse en sus asuntos salvo en caso de ser requerida por ellos. En respetar su vida y sus decisiones como a cualquier otro adulto. Y lo dice desde la sabiduria de quien desea evitar hijos inmaduros, infantiles y apegados. Y con la fortaleza de quien sabe que el mejor antídoto a las relaciones familiares enfermizas y castradoras es dar distancia asumiendo que quizás ésta sea para siempre.

Miro a mi entorno y me llevo las manos a la cabeza.

Prácticamente todas mis amigas y desde luego me incluyo tenemos relaciones malsanas con sus padres (especialmente madres). Seguimos articulando planes en función de la familia sin que probablemente sea lo que en realidad deseamos. Seguimos con roles totalmente absurdos que sólo representamos en el hogar familiar, que ni nos corresponden ni nos definen, y que nos sacudimos de encima como si fuera un jersey de lana hecho por la abuela de los que pica rápidamente, ahora que no nos ven, al decir el último adiós.

Y volvemos a nosotros mismos sintíendonos avergonzados de nuestra cobardía de seguir aceptando jugar con las cartas de una baraja marcada que no hemos repartido nosotros, y nos vamos con un regusto amargo en la boca y el cuerpo acartonado.

Esa, creo, es la peor forma de apego, porque te inhabilita para la vida adulta y te obliga a repetir el mismo patrón por referencias con tu pareja y con tus hijos, repitiendo los mismos errores, que al final es uno. Estar tan lejos de ti mismo. Confiar tan poco en tus posibilidades sin ataduras. En no saber andar solo por la cuerda floja. Tu gente ha de ser tu red, para al caerte saberte amado. Pero tenemos que caminar solos, sin apoyos que nos vicien y nos hagan olvidar que podemos hacerlo solos.

Joder. Me ha salido un post de autoayuda. Horror! ;-)

Que me (auto)ayude al menos a integrar en mi mente, alma, o dónde se anclen estas verdades que sólo el cambio es permanente, que hay que saber en todo momento lo que preferimos, y que hay que educar para ello, sin caer en la fácil tentación de repetir patrones de apego del malo.

No, si esto va a ser como el colesterol! Hay apego del bueno y del malo ¿de cuál tienes tu?

miércoles, 8 de octubre de 2014

Un ratito de gratitud

Gracias, gracias y más gracias.

Por la vida, que me ha dado tanto, como diría Violeta Parra.

Por tantos motivos deberíamos dar las gracias cada día al levantarnos, y cada noche al acostarnos, que al final no darlas no deja de ser un signo inefable de lo perfectísimamente bien que estamos, y siempre hemos estado, queja mediante.

 Ayer empecé (y casi acabé) "Si te dicen que caí", de Juan Marsé.


Todavía tengo una pelota incrustada entre el esófago y el estómago, una retroexcavadora con bulldozer ha entrado en mi aparato digestivo y se me ha llevado parte del alma que guardo allá y ahí ando intentando recomponerla, sacar la pelota y devolverme la fisiología que debiera estar en su lugar.

Brutalidad. Dolor enquistado en la corta memoria infantil de los niños protagonistas, rotos y ya viejos. Personajes sórdidos absolutamente faltos de toda moralidad. Violencia sexual. Sociedad putrefacta. Y Barcelona, años 40 de telón.

Y para más inri las calles que piso cada día. Secretàri Coloma, Escorial, Legalitat, Providència. Hoy ciudad ejemplar, con sus tiendas y sus bares, sus personas mayores sentadas al sol, su ajetreo de barrio. Sus acera arregladas, los edificios de pisos dignos y decentes. La calle limpia. La escuela rebosante de niños alegres. Que no juegan a que torturan, que no comen de entre las basuras, que no se ponen azufre en la cabeza para combatir la sarna. Que no se prostituyen por 4 chavos.

Niños que no tienen el recuerdo de sus padres fusilados, ni colgados, ni humillados. Niños cuyas madres son razonablemente felices, entre sus estreses laborales y sus conciliaciones, pero amigos, amigas, bendito problema!

75 años han pasado. Sólo una vida. Marsé y tantos otros están ahí para contárnoslo. Nos cuentan ellos lo que nuestros abuelos han callado. Porque lo sufrieron en sus carnes y recordarlo es revivirlo o porqué en su momento pudieron escoger no quererlo ver, se amarraron bien fuerte y a consciencia la venda en los ojos y ahora, a estas alturas, el paso del tiempo lo pone en bandeja para hacerlo todavía más insignificante. Más irreal. Probablemente hasta lo hayan conseguido olvidar. Ellos han ganado. Ya casi nadie sabe ni quiere saber lo que ocurría hace una vida.en los descampados alrededor del campo del Europa, en el Guinardó, en el Carmelo, en las faldas de Montjuïc,  en el Somorrostro.Ya nadie se acuerda de la miseria. Somos una ciudad opulenta, rica y orgullosa. Estamos entre las 10 más turísticas del mundo. La mierda se ha barrido bajo la alfombra del olvido.

El Carmelo y el Guinardó son, sin ser de lujo, barrios dignos con todos los servicios. Montjuïc es una zona ajardinada y monumental, testigo orgulloso y mudo de los fastos de la Barcelona Olímpica. El Somorrostro ha quedado enterrado por la arena de la Barceloneta, las icónicas torres Mapfre y el pez dorado, así como por el resto de la Vila Olímpica. En el Raval, en cambio, la miseria continúa, pero esta vez los emigrantes vienen de tan lejos que nos cuesta empatizar, y la venda en los ojos vuelve a apretarse.

Yo no soy de los que se quejan de que Barcelona sea ahora un escenario de cartón piedra sin personalidad, para rodar anuncios de coches y darle un marco coherente a las obras de Gaudí. No extraño esa Barcelona de moral carcomida, de vencedores y vencidos. De muy vencedores y de extremadamente vencidos.

Me siento afortunada de haber llegado a ella con este lapso de vida que me ha ahorrado vivencias desgarradoras, difíciles de sobrellevar con dignidad el resto de tu vida. Me maravillo de que en sólo una vida las heridas hayan cicatrizado, que la dignidad haya sobrevivido.Se las llevan, las unas y la otra, sus víctimas a la tumba. Nos las han ahorrado. Y la prosperidad ha hecho lo demás.

No digo que antes fuera mejor, esa cínica e insultante afirmación merece embucharle al susodicho la bibliografía completa de Marsé, Gil de Biedam, Terenci Moix y Vázquez Montalbán en 24 horas y que escuche luego testimonios reales, a ver que tan "auténtico" le parece! (Sacaremos a Mendoza de ahí porqué sería capaz de no entender más allá de la ironía graciosa de sus hilarantes peripecias.)

No era mejor. Ni mucho menos. Pero aunque duela, aunque se nos lleve un trozo de esófago por el camino, o precisamente por eso mismo, hay que conocer esa Barcelona. Para valorar la de ahora. Para valorar este momento, esta vida. Esta paz (aunque haya quien la quiera tergiversar), esta prosperidad (aún con la que está cayendo), el respeto por los derechos humanos y la protección férrea a nuestra infancia. Para crecer. Para madurar.

Y para dar las gracias a quien corresponda. Para tener un ratito de gratitud.






domingo, 28 de septiembre de 2014

Sedimentada crónica de mi(s) maravillosa(s) boda(s) veraniegas


Primero fue Ferrol....

Fue un inolvidable paseo en barco por la Ría de Ferrol, y si, fui esa, fui la novia radiante que no para de sonreír encantada de la vida, de su ahora marido, de sus amigos, de su família, del paisaje verde azul, de la mejor tarde de verano que el caprichoso tiempo gallego podía regalarnos, del albariño fresquito cortesía de David y su bodega, de la increíblemente inmensa luna llena roja de julio que inundó de luz la ría y de destellos la mar calma, de la voz y la guitarra de Roger, de la armónica de Jose, del cariño de Carmen al hacer posible (y un éxito) nuestra penúltima idea peregrina de celebrar la boda a bordo del Rías Altas I!

Y de navegar por la ría de tu vida con la gente que te ha acogido en tierra extraña y han sido tu familia por diez años, y los que han de llegar, a la que quieres y te quieren, y a la que tantas gracias tienes que dar...

A Bea por su amor incondicional y correspondido tal cual, por los incontables momentos pasados, por los muchos buenos pero sobretodo por los malos, por ayudarnos mútuamente a pasarlos mejor y que nos han unido con superglue para siempre jamás!

A la otra Bea por su coraje y por su alegría de vivir y por ser tantas veces mi inspiración y ejemplo a seguir cuando me veo superada y no sé priorizar lo que vale de verdad de lo que no. Y a todo su clan por acogernos con simpatía y cariño sincero.

A Rocío por ser mi alma gemela, por conocerme tanto y aún así quererme, por entenderme con mirarnos y por ser bruixa curuixa y sorprenderme continuamente con su sagacidad!

A Pilu por su energía infatigable y amistad leal, por ser noble y tener los pies anclados, la cabeza amueblada, un punto de locura y la risa fácil.

A Antía por su inteligencia eléctrica y brillante, por su sentido del humor, por su cultura, porque nunca nos cansaríamos de hablar ni de hacerlo en el mismo idioma. Y mil gracias por esas palabras exactas, llenas de poesía y de razón, que nos regaló en el templo civil en el que nos dimos el "si, quiero". Templo que otra alineación cósmica, como el radiante sol que tiñó la tarde de rojo y esa luna de belleza blanca casi insoportable, se llamaba Centro Torrente Ballester, con lo que adoro yo a este hombre!

A Jose por ser un amigo de los de verdad, por sus pocas pero acertadas palabras, por su autenticidad, y por dejar a su paso la atmosfera calma del hombre tranquilo. Y por su armónica!

A David por su Albariño y su sonrisa, y por ser ese hilo transparente que une mundos tan lejanos en todo, como son Lleida y Galicia.

A Carlos por incorporar a Dani en las interminables tertulias lata de Estrella de Galicia en mano que se libraban en la báscula del puerto y hacer que se sintiera parte de algo cuando no formábamos parte de nada...

Y a todos ellos, a los que me dejo en el tintero, por acogernos y convertir nuestra estancia en Galicia en una de las más felices etapas de nuestras vidas, sin ellos, nunca lo habría sido!

Y luego Barcelona...

La transformación de lo que era un recuerdo lejano de jardín y charca con posibles pero decrépito a un auténtico jardín aterrazado con una espectacularmente azul piscina, sofisticado y sensual donde la merendola inicial pensada paso al cóctel con clase, relajado pero elegante gracias al voluntarioso esfuerzo de Dani y su padre Pere y las acertadas elecciones de cátering y grupo de música.

Conseguir por fin esa fiesta tantas veces anhelada pero aplazada 10 años al darla por imposible, capaz de juntar a 140 personas, darles de comer, de beber y de bailar, y sobretodo darles felicidad, sin necesidad de montar mesas juntando primos y alternando géneros, ni de vestirse de blanco con cola y velo, sin sesiones de fotos, sin servilletas haciendo el estúpido molino a la entrada de los novios, sin vals cutre malbailado, sin tarta de novios con monigotes arriba, sin centros de mesa, sin mesas a penas! Sin ramo que tirar a nadie, sin "que se besen", sin "Vivan los novios!"....

Con una calurosa noche perfumada de verano, con un atardecer que a medida que la luz del sol apagaba las obviedades del fabuloso jardín modernista, las tintineantes luces de las velas y los focos desvelaban rincones especiales, reflejos azules, verdes palmeras...con unos amigos y familiares, queridos todos, que ya viniendo dispuestos a darlo todo se dejaron contagiar por la magia de la noche, seducir por la sensualidad de la música, asumir mansamente el calor y darse a él, palpitar con la efervescencia alegre de las rumbas mediterráneas de Blas, Tomy y el resto de la banda, que entre palmeras y en un escenario de ensueño con gallineros al fondo nos hicieron bailar, sudar y vibrar de alegría a ritmo de Los Rodríguez arrumbados, entre la barra y la piscina, de tentación a tentación! Hasta que vino la policía claro....

Con todo el mundo guapo, vestido de manera dispar pero guapos todos a su manera, Dani estupendo con su buena planta y su traje a medida y yo sintiéndome tan guapa y radiante que iba tan como flotando que ni notaba los tacones, será que volaba de verdad??

Con la calidad insuperable de los manjares servidos, bocadito de esto y de aquello, con el cava fresquito o la cerveza helada (que hubo que reponer de urgencia por superar toda previsión gracias a Javi)!

Con las charlas distendidas y alegres al borde de la piscina de Iñaki, Miguel, Víctor, Alberto y compañías...con los pies en el agua de Fátima y Jaume, con las risas contagiosas de Isa, con la inestimable e imprescindible ayuda de Aitana para conectar gente, con los bailoteos insaciables de Natalia trayendo viejos tiempos de los noventa a la noche, con la alegría de los Galino, con los bailes de la Tía Carmen de 80 años que no bailaba fuera de las clases de aquagym desde hacía más de 20!

Con la felicidad en forma de chiribitas en los ojos de Elena e Isma, de Gemma, de Ananda, con el regalo en forma de palabras que Alberto nos dio diciendo que era la noche con más felicidad por metro cuadrado que había vivido nunca (algo así, era muy largo, casi tanto como las copas de vino que se tomó ;-))

Con el cariño de tu família, que está contenta por ti y tu por ellos, y ellos por ti, y así vuelta a empezar en un bucle de felicidad!

Con la risueña comprobación por enésima vez de que tus amigos son unos gamberros, unos borrachos y unos personajes de cuidado, ya por separado, ni te cuento juntos!

Con la emoción de vernos juntos de nuevo los de la carrera, bailando canciones de hace 20 años en el Akanahi de Lleida, sudados como pollos y abrazándonos saltándo al ritmo de Legalización! Sergio que no se había visto con David, ni Azu con Belén, ni Vero con nadie que es madre primeriza vuelta al mundo tras su destierro auto infringido.... Y todos felices de vernos de nuevo, en una réplica de lo que fueron probablemente las mejores noches de fiesta de nuestras vidas.

Con las satisfacción que te obliga a sonreír hasta reventar comisuras de ver cómo dos amigos que no se conocían entre ellos pero tú sabías que tenían que cruzarse sus vidas, se están tomando un gin tónic y bailando abrazados como viejos amigos brindando a nuestra salud: Llum y Belén, David y Joachim, Javi y Bea, va por vosotros!

Con los pies ya enfundados en mis crocs, el goteo de despedidas terminado, las piernas sobre la mesa a lo Bush/Aznar, sólo el puñado de amigos que han venido de lejos y que a penas os veis y el rímmel medio corrido por las lágrimas de tanto reír ante la enésima vez que Paco de Azu nos amonesta con la insistencia con la que sólo los borrachos (y los niños de 3 años) pueden.... que tenemos ya 40 años, que estamos ya en el ecuador de nuestras vidas y no nos hemos enterado todavía de qué va esto, de lo que cuenta y lo que no. Que ya no nos cogen en los trabajos, que ya no nos quiere nadie para ligar si vamos de copas, y que da igual porque tenemos una mujer y unos hijos que nos quieren y que queremos, que la vida es eso, y que lo otro, a tomar por el culo!

Y tiene razón, cuánta razón! Y yo, que he llegado a esta conclusión con tres años de antelación (siempre fui algo precoz ;-)), lo sé. Lo sé y lo practico! (O lo intento)

Ya mandé a tomar por culo mi carrera profesional entendida como tal (o al menos como la entendía yo) y comprendí que proyectos cada vez mayores no equivalían a cada vez más felicidad (ni siquiera satisfacción profesional). Ya mandé al carallo al sistema y ya no pago autónomos y ya soy una outsider que no aparezco en ninguna lista, ni de hacienda, ni del INS, ni del INEM!

Ya decidí destinar lo mejor de mí a mis hijas, y a lo que me vaya dando sin excesivo desgaste, no malgastar un gramo más de energía que me es tan necesaria para ellas en chorradas de curro que no es más que eso, aún siendo tu propio jefa y lo que quieras, es curro y no compensa...nunca compensa!

Y ya, ya le he dicho al mundo, por todo lo alto y en dos meridianos distintos que sí, que me caso, que quiero a mi marido, que a parte de ser el padre de mis hijas, mi compañero de aventuras y fatigas, mi cotitular de varias hipotecas, mi socio en unas cuantas empresas, pasadas, presentes y futuras, mi complemento, mi "seny" siendo yo su "rauxa", es tan parte de mi, me hace tan mejor persona, me ha enseñado y lo sigue haciendo tanto día a día y nos queremos tanto, que simplemente no concibo mi vida sin él a mi lado.

QUE SÍ, QUE QUIERO! Y que si hace falta nos casamos otra vez!

sábado, 18 de enero de 2014

La armónica de la chabola

Parece que demasiados meses (meses?!, glups!) después del post del alma de mi casa no sólo sigo con casa sino que también con alma, y cada vez mejor puesta! Después de una serie de frikadas que por motivos óbvios no voy a describir aquí por temor a perder mi escasa credibilidad hemos conseguido que la harmonía entre a este nuestro hogar, y tanto es así que a modo de reconciliación me he propuesto escribirle una novela a la casa!

Como la casa tiene algo más de un siglo, la idea es que las distintas vivencias de una misma família a lo largo de generaciones vayan quedando reflejadas en sus páginas, y a raíz de esto, he empezado a informarme de la historia de mi barrio (o si no mío porqué no le tengo demasiado apego, el barrio en el que vivo).

Y con esa mirada de quién lo hace desde fuera, con ojo curioso y diseccionador y las historias que voy aprendiendo me voy forjando una idea de lo que debió ser este barrio del Coll.

Vivo detrás de las colinas de Barcelona, de los llamados 3 "turons", en la estrecha hondonada a la que el sol apenas roza entre el turó del Parque de la Creueta y el del Carmelo, con la consabida humedad de la ciudad internándose por los tuétanos de las viviendas de semiautoconstrucción y las calles maltratadas por las pendientes imposibles y su estrechez, en las que deben convivir ridículas aceras, coches, postes de madera de los que cuelgan enjambres desordenados de cables, contenedores y baldosas levantadas. La luz de las farolas escasea, y las papeleras también, las cacas de perro generan menos vergüenza aquí que en otros barrios en algunos de sus dueños humanos y dado lo deprimente del escenario no se esfuerzan en sacarlas, porque tampoco viene de aquí.

Es curioso (pero absolutamente lógico) porque a la que cambia la orientación de la ladera, o el nivel
de soleamiento, lo que eran casas toscas, edicios de pisos de escasa altura y menor calidad arquitectónica se convierten en torres de lujo con jardín y aparcamiento privado, y el espacio público lúgubre se puebla de árboles en la acera, cables ordenados y anchas calles.

Pero mi cachito de monte es el oscuro. He de decir que es un tanto deprimente. Y que si tuviera que escoger, nunca hubiera escogido estés barrió para vivir. Pero ya que la vida me ha llevado a él, procuro sacarle el mayor provecho y aprender de lo que veo.

Poco a poco voy embebiendome de la historia del barrio, larga, pues se remonta como poco a los romanos al pasarle una de las vías de entrada a Barcelona, y compleja, puesto que bascula entre las más altas élites barcelonesas de su época de esplendor modernista y la autoconstrucción de las laderas del Carmelo de las oleadas de la emigración de los años 60.

Las piedras van quedando para que generaciones posteriores juguemos a imaginarnos historias pasadas, como hago yo, y que quizás os vaya hablando.

Pero luego está la gente, la de ahora, la de carne y hueso, la que me cruzo en la calle.

Y de la gente también aprendo.

He aprendido que en el solar de enfrente vive gente. Ese solar en el que según nos cuenta un cartel medio oxidado ya debían haber construido una supuesta superpromoción, parada desde que empezó la crisis (aquí las superpromociones llegaron poco pero la crisi llegó mucho...curioso, pero lógico también!).
Resulta que la superpromoción se ha convertido en una barraca, una chabola vaya.
Sólo se ve desde un ángulo de la calle, en mi caso estirando el cuello. Pero cobijados entre las vallas que protegen el solar de gente como ellos han encontrados ellos su refugio escondido perfecto...curioso pero lógico!

Creo que son dos, pero sólo he visto una. Además habían varios carritos de estos con la estructura cochecito de bebé customizado con caja de rejilla para ir acopiando los hallazgos de los contenedores. Y un montón de chatarra. No es el mejor barrio para andar carreteando, pero digo yo que su nuevo hogar les compensará el trajín por estas cuestas!

Esta noche he oído el sonido de una armónica, creo que viene de allá. No es mal invento el de la armónica, ameniza veladas frías como la de hoy, en barracas (iba a decir sin luz pero la tienen, pinchada a la red). Es un instrumento barato, pequeño, no se desafina y no pesa, y en cambio su sonido, a pesar de ser metálico, suena a cálido y a taberna, y huele a leña quemando, quizás se calienten con la armónica!

Un poco más arriba viven los okupas de la antigua lechería, ellos la llaman la letxería porque les debe sonar a euskera y eso a anarkista, no sé muy bien cómo debe ir la cosa, es curioso y no deja de tener cierta lógica, aunque yo no lo vea.

Estos sin conocer yo las condiciones en las que viven, que me imagino como poco austeras, tienen una pinta de lo más normal y corriente, no estoy muy puesta ahora en el movimiento squoter, pero la estética de sus habitantes desde luego ha cambiado de 20 años a esta parte. Ya no es rollo punk, las chicas al menos podrían ser perfectamente yo, y de edad también, son como okupas asentados. Y llevan mucho tiempo en el barrio.

Me gustaría un día entrar y que me invitaran a tomar un café! Tocando prácticamente pared con pared, no estaría de más! Al fin y al cabo somos vecinos y nos saludamos por la calle!

Todo esto me lleva a pensar en cuántos tipos de modus vivendi hay, y en la misma ciudad, y en mi caso en la misma calle! Qué cerca está la pobreza y que pobres nos estamos volviendo todos.... En mi casa no me criaron diciéndome que era rica ni pobre, éramos de clase media alta, pero eso lo supe luego,

Ahora, que mi nivel adquisitivo va lenta pero constantemente cayendo, que lo que de pequeña era normal ahora es un lujo que no me puedo permitir (esquiar, viajar, ir de restaurantes cada fin de semana, comprarme tres o cuatro pares de zapatos al año...etc) veo que la riqueza es mucho más homogénea que la pobreza.

Ahora que vamos todos a pobres voy viendo que la paleta de colores de la pobreza es muy diversa, y que tiene muchos fondos. Y que la clase media es muy parecida entre sí, y que encima tendemos a creernos que casi todo el mundo es como nosotros. De algún modo eso lleva a la estigmatización de los que no lo son. Ahora que soy pobre y que vivo entre todavía más pobres me doy cuenta de mi antigua miopía social.

Empezando por la definición de pobreza, la mía de burguesita de no tener para todo lo que te gustaría hacer (que es la que me aplico para autodenominarme pobre porque no tengo para ir a esquiar, ni para comer fuera cada fin de semana, ni para hacer un viajecito al año, ni para comprarme ese vestido tan bonito) o la de los de la chabola de enfrente?

Este mi barrio me presenta más cruda y en la calle la realidad que tantas familias deben estar padeciendo entre las paredes de su piso en pleno ensanche barcelonés, si algo le debo, es que me haya permitido abrir los ojos a otras realidades. Pero que crudo es, leches!

Mientras suene la armónica, no estaremos del todo perdidos.

Simplemente, nos está tocando vivir una época de pobreza, como nuestros abuelos en la posguerra, como los emigrantes que auto construyeron sus viviendas en estas laderas invivibles del Carmelo de los años 60, volverán las barracas y las desigualdades, y educaremos a nuestras hijas en la austeridad, esa de la que se habían olvidado en mi casa, donde las luces no se apagaban y los medios tomates no usados del pan con tomate se tiraban a la basura por no guardarlos.

Que suene la armónica!

miércoles, 21 de agosto de 2013

Mi yo verano

En el mundo llamado occidental (es decir, los que tienen vacaciones) la población en realidad es el doble de la que dicen las estadísticas. Eso, o padecemos todos de trastorno bipolar.

Yo, por ejemplo, llevo ya unas semanas (desde que vino el calor de verdad) instalada en mi yo verano. Pero ahora que (por fin!) me veo despojada de (casi, q soy free lance) toda responsabilidad ando por mi vida de verano como Pedro por su casa.

De repente me parece una aberración haber sido capaz de resistir tantos meses con zapatos cerrados aprisionando el pie! y encima con calcetines!!!! Puag!! deberían estar prohibidos!!!

También me parece inconcedible estar más tiempo en casa que el imprescindible para dormir (sea siesta o por la noche)... ¿qué se le pierde a la gente dentro de una casa? que claustrofobia, por dios! tanta pared!! que corra el aire!!!!



Me parece de un insalubre total andar en moto entre los coches, respirar los tubos de escape de los buses, estar entre repetidores wifi, movil, microondas y todas las gamas de longitudes varias de ondas electromagnéticas. Y la tele? aix, q ruido más estéril! y que apabullo tantas imágenes en tan poco tiempo!
Y la pantalla del portátil me daña la retina! me deslumbra....



Y los cuerpos? no hay como la piel dorada de la gente, que se vean los cuerpos!!
Que la piel no esté escondida, que note el aire, la brisa, el sudor, el tacto de cada cosa que toca!!

Que se cocine en bañador!!





Que se vaya descalzo todo el día!

que los pies te queden negros y que antes de acostarte te los limpies con agua fría de la ducha y salgan churritos y ya puestos aproveches para remojarte por octava vez ese día, y  te acuestes fresquita fresquita!





Y ese es mi yo de verano, y el de invierno me queda tan lejos como lejos me queda el de verano en invierno, y al final no sé cuál es el de verdad, pero como de la verdad ya no me fío en realidad me da igual!

Supongo que en la variedad está el gusto, pero yo por quedarme me quedaría con el sol, con el mar, con los días largos y las noches a la fresca, con las fideuás, el gazpacho y las siestas.

Con que todo el mundo está relajado y contento, con que con unas cervecitas frías se arregla el mundo y con que por mal que esté todo nadie nos podrá nunca quitar el placer de tumbarse al sol balanceándose al son de un mediterráneo en pleno estado de voluptuosidad, en un modesto patín de pedales de playa (intercambiable por una todavía más modesta colchoneta, o directamente por la arena de la orilla) con un pie y una mano sumergida bailando el agua y el resto de la piel secándose a la brisa cálida....Mi yo de invierno ya sabrá apañárselas con lo que le venga, yo me quedo aquí!!


martes, 16 de julio de 2013

La mirada ferroviaria



He escrito tan a menudo en los impases aeroportuarios que me deja mi vida, que es un frenesí, que hoy, desde el traqueteo de un tren de cercanías, mi deuda para con este transporte me obliga a abrir portátil y esbozar estas líneas.

El primer tren que cogí sola fue de Barcelona a Lleida, a principios de octubre de 1.995, 3 meses recién cumplidos los dieciocho. No pudo ser más simbólico, más de la ya enorme carga que llevan de por sí los trenes.

Empezaba una nueva era, ese día. Empezaba la universidad, mi estancia en una ciudad diferente a la que había vivido siempre, mi vida autónoma en lo que a compañía familiar y de amistades de toda la (hasta entonces) mi vida. 

No quise que me viniesen a despedir mis padres porque quería hacer ese trayecto sin ellos, pero en cambio si lo hizo mi primer novio, que de hecho ya hacía un año que no lo era, pero ambos comprendimos la magnitud del momento vital de cada uno y el del común, que era un claro cierre.

El trayecto fue especialmente bello, a pesar de la mirada aguada con la que lo inicié, y aún lo reconozco así después de las innumerables horas que vendrían más tarde, pues la carrera fue larga y los viajes muchos. 



En ese traqueteo, en esas casi tres horas de viaje que duraba entonces sucedió lo que tenía que suceder, una pequeña metamorfosis simbólica de salida del capullo para volverme mariposa (mejo eso que de gusano a capullo, no? ;-)) .

De esto hará 18 años ya.

Algunos otros trenes han tenido sus momentos especiales, pero todos el sabor de la libertad...el viaje a Andalucía con mi amiga Aitana, el eterno Estrella de Galicia, o Shangai, con compartimentos de seis de madera y sus 17 horas de las más disparatadas confesiones entre sus ocupantes, las excursiones con los amigos del instituto, cargados de mochilas, sacos, esterillas y todo el ajuar, el divertidísimo viaje a Madrid siendo muy jovencitas con Isa y Aitana, el de Girona con el que buscábamos infructuosamente sensaciones nuevas en Figueres, el que perdí a París, que aunque parezca el título de una película es de verdad…


Este trayecto en el que estoy ahora es especialmente bonito, y bien podría ser un tren turístico, a un lado el azulísimo mar de una espléndida y calurosa tarde de julio de la Costa del Garraf, y al otro los todavía milagrosamente existentes campos de algarrobos alternados con los de olivos, esa belleza un tanto arisca del campo mediterráneo.


Y el tren, en definitiva, como metáfora…

De un espacio en el que no puedes hacer que las cosas vayan más rápidas, no puedes pisar el acelerador, sólo puedes dejarte llevar…

De la mezcla de humanidades variopintas que poco probablemente te cruzarías en otros lugares…

De la sucesión de paisajes cada vez menos rurales, cada vez más acementados, cada vez más frecuentados, hasta entrar por las tripas negras de la ciudad, por donde nadie se ha preocupado de adecentar, porque las vías del tren siempre han sido y son el patio de atrás.

De la mirada desde ese patio de atrás, que nos da muchas lecciones de las ciudades (y las nuestras, con esa cutrez mediterránea de la que nos es tan difícil desprendernos porque la llevamos en nuestro ADN)…



De que estás sola contigo misma, y que puedes embobarte con el paisaje o con la gente, pero que tarde o temprano te cruzarás la mirada con la que mira por la ventana, con esos ojos reflejados que no son otros que los tuyos, y con ese pequeño alto en el camino que nos da el tren para parar, tomar aliento, echar la vista atrás, ver el recorrido hecho y acordarse del destino al que vamos…

¿Tenemos destino prefijado? ¿O vamos simplemente “haciendo”? ¿Qué le pides a tu tren? ¿Cuál es la estación a la que te diriges? 

La estación de la felicidad es el trayecto, dicen los que saben. 

Y no hay que olvidarlo nunca, aunque tendamos a ello!

Este trayecto va acabando, por mi parte cero quejas de mi tren de cercanías, ni del real ni del metafórico. No sólo no hay queja, ha sido un viaje delicioso y muy agradable, y encima me he dejado el móvil, qué más podía pedir!! Sin este olvido este post muy probablemente no hubiera salido.

Tren, un placer dejarme llevar! Hasta la próxima!!


(*)Apunte: me ha sido tremendamente difícil encontrar una imágen para la cutre-ciudad desde el tren, y creo que a nadie se le escapa que toda entrada a toda ciudad en modo tren es un auténtico desastre del paisajismo urbano, pero como es feo de carallo nadie hace fotos, como nadie hace fotos no aparece en Google Images, luego...no existe? mmm...para la reflexión!

viernes, 31 de mayo de 2013

Me gusta la gente

Me gusta la gente, no lo puedo evitar!

Me gusta mirarla en la calle, cuando me la cruzo, me gusta buscarles los ojos, me gusta colarme en sus vidas imaginándome dónde van, que piensan, como están.

Y me gustan los turistas y viajantes, porque al fundirme con ellos yo también estoy de viaje y los paisajes cotidianos a mis ojos se convierten en los  fascinantes análisis antropológicos en los suyos, como cuando soy yo la que viaja a un país desconocido. Me gusta que me ayuden a quitarle el polvo a la cotidianeidad, y a ver con una nueva mirada.

Y me gustan especialmente los peregrinos.

En los alrededores del Camino los peregrinos forman parte del paisaje, uno ya no se sorprende ni los mira curioso, porque vienen a ser todos muy parecidos, y hay un reguero de ellos invierno y verano. Les une el atuendo, pero sobretodo la atmósfera que crean a su alrededor, el aura que en otros tiempos le llamarían de santidad y ahora yo calificaría de serenidad.. Han asimilado la escala humana respecto el mundo a través de las distancias y lo que cuesta recorrerlas, conocen perfectamente sus límites, y eso les da paz y se les ve en la cara.

Yo no he hecho el Camino, me encantaría, algún día lo haré, de eso estoy segura, pero intuyo que algo de eso debe haber en la felicidad que todos dicen alcanzar. Más que felicidad debe ser sosiego, y eso, sobretodo en un mundo tan desbocado como el nuestro, es un bien muy preciado.

En los aeropuertos, estaciones de tren o autobús, y espacios públicos con gente en general (terrazas, parques..etc) tengo esos dos grandes (y fascinantes) entretenimientos: mirar con ojos ajenos y escuchar y colarme en conversaciones ajenas. Lo que viene siendo una cotilla, vaya ;-)

Pero no puedo remediarlo! Incluso cuando estoy con gente tomando algo. Mi marido ya lo sabe y me recrimina que ya tenga la parabólica puesta cuando estoy manteniendo una conversación con él en una terraza, pero también sabe que soy capaz de ambas cosas a la vez y de que además no puedo remediarlo, así que al final ha optado por decirme: luego me lo cuentas, jeje!

Os imaginareis mi inmensa alegría cuando leí al gran Juan José Millás no sólo reconociendo esta misma debilidad sino utilizando a sus "espiados" como plato principal de muchos de sus articuentos, así que me tomo la licencia de emularlo!

Ayer puse al límite mi capacidad auditiva y de observación (sin éxito alguno) para recomponer la historia de dos hombre ya maduros, de unos 60 años, que esperaban un vuelo.  Luego supe que era Bilbao, pero fue lo único que saqué en claro y no lo hice por mis propias capacidades deductivas sino porque lo dijo la señora de megafonía y uno de ellos levantó el brazo señalando al cielo para alertar al otro, que asintió con un gesto apenas imperceptible. Y luego, transcurrido el rato suficiente como para que la cola descrita en el anterior Volando Voy ya se hubiera disuelto, se levantaron y se fueron (propio de señores muy volados).

El que tenía de frente (y que me despertaba más curiosidad) era un señor (un caballero, más bien) alto, delgado y con una pose corporal de esas que ya son elegantes de fábrica, como si los huesos ya fueran de buena cuna. Con el pelo cano y los ojos azules, debió ser guapo en su juventud, o al menos agradable. Cuidado, pulcro y con un tono de voz exquisito. Tan exquisito y educado que precisamente por ello apenas si cogía palabras sueltas al vuelo, lo que entiendo fue lo que me hizo arder de curiosidad.

Primero deduje que eran médicos madrileños (el castellano que utilizaban era sin inflexiones gallegas, a las que éstos son tan dados, y era un poco como de ningún lugar) que habían venido a Santiago a uno de esos congresos q se montan los médicos. Pero luego me alertó que hablaban de Panamá, que no me cuadra con médicos, y además he buscado en http://congresos-medicos.com/pais/espana/?pag=1 y no he encontrado ningún evento en estas fechas.

Y encima llevaban una troley exactamente igual, de piel, muy cuadrado y rígido, prácticamente un baulito. Eso me desconcertó. Pensé si no serían militares de altísimo rango, que les daban las maletas de uniforme. Cuando me llegó la palabra "astilleros" pensé que eso reafirmaba la tesis de militares de la marina (del tipo ingeniero civil, porque sino irían con uniforme, digo yo), pero cuando levantó el dedo a la señal de Bilbao me desmontó.Y como yo he leído mucho y me encantan las novelas policíacas ya me he puesto en plan sabueso, y fíjate tu que he averiguado que el 1 y 2 de junio son los días de las fuerzas armadas, y de que tenemos 15 buques por el mundo (y podemos saber dónde se encuentran en estos momentos, el Elcano cruzando el Atlántico Norte) y 133 personas en ellos.

También he visto que la Armada ha interceptado un buque cazatesoros (en la foto) por el Mar de Alborán, lo que evidentemente ha disparado mi imaginación y me ha llevado a las novelas de Reverte. Pero no hay nada en Bilbao, sí lo habrá en Ferrol, lo que me lleva a pensar lo que cambia todo cuando tu creías que uno iba y en realidad volvía, pero estos creo que ni iban ni venían de Ferrol, porque las fechas no me cuadran.


Conclusión, que me quedé con las ganas, que si el señor hubiera tenido 20 años menos se habría pensado que le estaba tirando los tejos porque me pilló como 4 veces mirándolo (se oye mejor cuando se mira, por eso cuando voy sin gafas no oigo nada), y que hay tantos mundos como personas y ojalá no tuviera que trabajar y me pudiera dedicar a sentarme en las terrazas a viajar por vidas ajenas. Eso sí,sólo un rato, que como la mía, por suerte, ninguna! Sólo me doy una vuelta para volver mejor, aunque a veces las "Vueltas al Cole" tras los viajes sean duras. Curioso, a esta misma conclusión llegué con la lectura en el post de Libros y Tripis!

Y hablando de lecturas y para terminar, he leído por casualidad seguidos (estaban en ese orden en la pila de libros de la mesita de noche) a dos suecos (ultimamente no hay más que suecos??)  que se dedican ambos a marear a sus protagonistas por el "mundo adiante" (galegos dixit) con el mundo y su historia de escenario común. El abuelo que saltó por la ventana y se largó  de Jonas Jonasson (Jonás hijo de Jonás, estos nórdicos son la pera) y El cerebro de Kennedy de Henry Mankell. La primera me encantó y la segunda me decepcionó, pero leídas seguidas es como más me han aportado, porque todo lo que la primera tiene de brillante y con sentido del humor, la segunda lo tiene de oscura, iracunda y pantanosa. Son dos maneras de tomarse la vida y el mundo en el que vivimos, con sus extravagancias, miserias y surrealidades reales como la vida misma.

Las consecuencias directas de cómo te la tomes caerán sobre tí y tus cercanos como el rayo de Neptuno, así que piensate bien de qué lado estás.


 A mi me gusta la gente, los que conozco son buenas personas, y los que no conozco pero juego a inventarme sus vidas también lo son, aunque sean licencias literarias, me hacen la vida mejor ;-)!

A mi me gusta la gente

domingo, 7 de abril de 2013

De Semanas Santas y Másteres en Harvard...

Ayer asistí a una procesión de Semana Santa.

Mi cultura bíblica es tan pobre (de lo que en absoluto me enorgullezco) que ni siquiera he conseguido retener en mi cabeza si va antes Pascuas o Ramos, a pesar de mi apellido, y de vivir en España, tierra que ni que sea por ciencia infusa (y porqué significa "¿vacaciones!") acabas por saberte la mitad del santoral y por supuestísimo la vida y milagros de Jesús.

Supongo que unido a cierta rebeldía o rechazo (y eso que fui a colegio público y en mi casa siempre fueron del lado laico), mi subconsciente decidió (conscientemente) no atender a razones religiosas, y me dio por la estupidez de no darle ni siquiera el gusto de saberme lo que se debe saber si se pretende ser algo culta.

Así que ayer, en plena procesión de...Lunes Santo? me vi en la tesitura de tener que responder la insaciable curiosidad y afán de saber de mi hija mayor, de 4 años. Si hubiera sido en privado hubiera sido más fácil, tengo tendencia a inventarme explicaciones un tanto surrealistas de las cosas (la vida lo es, no?), pero en medio de tanto devoto se me hizo complicado no incurrir en posibles ofensas (la historia nos viene demostrando con demasiada asiduidad la elevada sensibilidad de la gente a la ofensa en temas religiosos).



Nosotros fuimos a ver la procesión porqué como liturgia me parece de lo más estética, y consigue, como toda buena liturgia que se precie, imbuirte en lo suyo, dejarte hipnotizada ante su complejidad y si te despistas queriendo ser de la banda cofrade tocando la gaita!! (los caperuzos no me llama tanto, los veo algo incómodos tirándose para abajo la tela que les cubre el rostro para poder ver algo por los miniagujeritos de los ojos, a parte que "of course" me dan miedo!).

Para vuestra información la procesión en cuestión a la que asistimos recibe el aparatoso y alegre nombre de:

PROCESIÓN DE LA CORONACIÓN DE ESPINAS, LA PRIMERA CAÍDA Y LA VIRGEN DE LA AMARGURA


Ahí es nada!




Pero claro, el tema despierta muchas cuestiones en una mente infantil, y sobretodo no se entiende muy bien porqué ese niño Jesús tan mono que hace tres meses era un bebé que nos dedicábamos a buscar día sí día también porqué la pequeña lo robaba de su Portal de Belén para buscarle mejores emplazamientos (debajo del sofá, detrás de la tele, el cubo de la basura...;-)) ahora es ese señor mayor, flaco y con barba colgado de una cruz.

Y porqué en la "procesión" de los Reyes Magos se daban caramelos y se gritaba mucho y ahora los pequeños cofrades reparten estampitas con su nombre escrito en el dorso (primera vez que lo veo) en grave silencio y sólo algún caramelo de vez en cuando, y sobretodo hay unos señores muy altos (así cualquiera) con unas capuchotes que dan mucho miedo.












Al final opté por explicarle que "cuentan" que hace muuuuuchos muchos años, nación un niño (Jesús) que algunos creían que iba a ser su rey (el concepto rey también baila un poco, suerte de los cuentos que sino...).

Como el rey que había entonces no quería dejar de serlo mandó matar a todos los recién nacidos (esto he tenido que incluirlo pq un día vino con esta historia del cole, una se estruja los sesos pensando en qué y cómo explicar las cosas para que cualquier día te aparezcan con cualquier historia que remodelar!), pero Jesús se escondió y se libró.


Aún así, Jesús, que se dedicaba a ir explicando a la gente que teníamos que ser buenos los unos con los otros, tenía muchos enemigos que querían seguir siendo malos sin que nadie les molestara (sus conciencias? uf, eso lo dejaremos).

Así que un día, ya mayor lo mataron (lo mataron de verdad, si, sin paños calientes, a ver como después metemos lo de resucitar..., como aún no hemos llegado tengo cinco días hasta el  Domingo de Resurrección para ir pensando...).

Y lo mataron colgándolo de una cruz de madera y dejando que se muriera de hambre (j...r, en las que me tengo que ver!), pero eso lo hacían antes, hace muchos años, que eran unos salvajes! (ahora en cambio estas cosas ya no pasan, claro...somos muy civilizados!).

Total, que por eso hay una cruz en todas las iglesias, porqué se recuerda lo que ocurrió, y por eso los creyentes (los que se "creen" esta historia) se hacen una cruz en el rostro. Y por eso se hace este "teatro" en la calle para revivir lo que "cuentan" pasó hace dos mil años.

Que en otras regiones cuentan otras historias de otros niños, como Mahoma, o Buda, y que en lugar de una cruz tienen otro dibujo, como una media luna. Y que incluso hay regiones que tienen un montón de personajes que traen buena suerte, unos para la casa, otros para los viajes, otros para la escuela, para ganar dineritos...



Finalmente la cosa gustó y emocionó (en esto hay que reconocer la maestría en la puesta en escena, son muchos años de ensayos!), cuando pasó la virgen (Virgen?) la mayor me dijo:

 "mama, estic tremolant de tant que m'agrada" 
(mamá, estoy temblando de tanto que me gusta)

Y la pequeña que empezó aterrada por los capuchones (y quién no?) y acabó encantada con las gaitas y los tambores de la banda y a la pregunta de:

 "t'ha agradat?" hizo un sí tan grande con la cabeza que casi se nos disloca!


(lo que no sé cómo voy a explicar es qué relación tiene el uniforme militar de los músicos con la pasión...)

Así que primera prueba pasada!


CONCLUSIÓN:
Voy a intentar incrementar mis conocimientos en la materia para poder explicarlos con toda la claridad que la complejidad (y salvajez) del asunto requiere y hacerlo a la vez de la manera más laica y con la mente más abierta que pueda. 

Si tener hijas (entre otras muchas cosas) me va a servir para hacer tremendo esfuerzo intelectual que se quite el mejor Máster de Harvard!