Mostrando entradas con la etiqueta bici. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta bici. Mostrar todas las entradas

martes, 1 de abril de 2014

¡Antes muerta que sencilla!

Dentro de la reconstrucción maternal, te lo dicen siempre: arréglate,  no te descuides, no te abandones, ponte guapa! Manuales, amigas, madres, matronas...y claro, una que es dócil por naturaleza está dispuesta a hacerles caso....

Pasa que cuando una además de dócil es un tanto descuidada con su aspecto físico no sabe muy bien a que atenerse con lo de cuidarse!

Peluquería? Si el flequillo me lo corto yo, que no se me da mal y ahorro un montón!
Depilarse a la cera? Ah! Si... Recuerdo vagamente esa sensación de pasta tibia en la espinilla...Era eso, no?
Masajes? No gracias, por suerte no he tenido ninguna lesión grave :-) ah que pueden ser así por placer? Uy no! Yo es que en el fondo soy muy luterana!

Ir de tiendas? Mmmm... Ir de tiendas sin tiempo ni dinero es complicado... No digo que no me guste, sólo que robar me da acidez.

Total, que no, que no me he cuidado nada! Que cuando intenté ir a la piscina a practicar algún tipo de movimiento extra al de darle intensamente al teclado del ordenador y al de carreteo de niñas me salió rana y me acabé dando de baja (por falta de tiempo y de dinero... hay que ver la de cosas que se deben poder hacer con tiempo y dinero, oyes! En un sólo párrafo ya me han salido dos!...).

Lo de correr es un drama porqué, si, aún se me escapa el pipí y no, aún no he ido al fisioterapeuta a hacer ejercicios de suelo pélvico ni abdominales hipopresivas, si con sólo decirlo ya me agoto! (Pero esta tarde voy, lo juro!)


Hasta que a la maternidad (= 2kg por niño, no?), la crianza (=ojeras), la pobreza energética y de la normal sólo que ahora la otra está más de moda (= + ojeras), la lucha incesante pero infructuosa por generar ingresos como free lance (= arruga surcada a machete en el entrecejo), horas seguidas de postura 4 de ordenador (= joroba).... no se le ha unido un enemigo con el que no contaba por aquello de que creemos en la eterna juventud (en la propia): LAS CANAS!

Entonces he reaccionado y he visto el cuadro preocupante... Y me he dicho: Marieta, Marieta, que no tens 15 anys, guapeta! Que si vols ser una miqueta mona t' hauràs d'espabilar i posar de la teva part!,

Aún así no sabía muy bien lo que tenía que hacer... En mi casa las mujeres sin ser descuidadas són austeras y nunca me he sabido los nombres de las cosas: rímmel, sombra, base de maquillaje, para dar brillo, para quitar brillo, mascarillas de cara y de pelo, tónico facial, leche limpiadora.... Un mundo por conocer! Al qué me da auténtico pánico reconocer ante una de esas señoritas tan avezadas en estos menesteres de cualquier tienda de cosméticos. Que le digo, tengo 36 años y en mi vida he entrado en un sítio así? Dame algo que me arregle (y barato?)

Finalmente la inspiración, el empujoncito, me lo dio sin saberlo mi cuñada, azafata de vuelo de Iberia para más inri. Más que ella su baño... Más que su baño el contenido de su baño. A mi ducha de 5 minutos de rigor y manta (toalla en este caso) en esta ocasión me dediqué a investigar (y probar... Però poquet, eh, Célia? ;-)) cuanto potecito hubiera por ahí!

Descubrí que al pelo se le puede poner vinagre (aha! Por eso le brilla tanto!,), que a la cara se le puede poner un toque de color, que además de vinagre al pelo también se le pone queratina, que las ojeras se pueden disimular! E infinidad de argucias varias para mejorar lo presente.

Quedé muy guapa, tanto que cuando bajé no me reconocieron! Jiji!

A la vuelta a Barcelona las ruedas de mi bici me llevaron entre reunión y notario a mi pelu que hacía 1 año y medio que no pisaba y me gasté en mechas tapacanas parte de la póliza que iba a firmar en el nombrado notario. Así vamos!

No contenta con eso, al primer vuelo siguiente a Bilbao que tuve que coger, me dirigí directa al duty free de la T1 y aprovechando la displicencia que te da llevar una semana sin dormir por la tos y los mocos y la autoridad de no tener prácticamente voz y ser la versión femenina de Corleone le dije sin más florituras: dame algo barato que me quite la cara de cadáver, por favor.

Así, sin paños calientes. Y me dio una cosa maravillosa milagrosa que efectivamente, por 15€ pareces Heidi!

No diré la marca porque paso de convertirme en una fashion blogger con 15.000 followers y porque la marca en cuestión usa todos los animales del zoo para sus pruebas (incluyendo a Bambi) y mete parabéns a tutiplén y yo no traicionaré por escrito mis ideales ecologistas ;-)

A esto le siguió una incursión en el mundo deliplús (por suerte mi cuñada es respetuosa con la pobreza energética) en la que me he hecho (con la otra parte de mi póliza) con mi arsenal particular de belleza a la carta!

Aprovechando los 10 minutos de espera que tenía en el taller de bicis (algún simpático me chafó la rueda trasera estando atada) en lugar de tomarme el café de 1€ que me proponía hacer entré en el outlet de Mango y estuve 1 hora y me gasté 100 €, a mi es que me va es sistema decimal.

Salí eufórica a pesar de dejar mi póliza profesional cada vez más mermada, pero oye, ahora parezco un ángel, y las cosas de trabajo por fín van lentamente pero de manera constante mejorando! Aparecen nuevos presupuestos que hacer, y proyectos nuevos con buena acogida inicial, hay satisfacción por el trabajo hecho, hay expectativas razonables y pooooco a poco se van monetizando, y al fin y al cabo la póliza que firmé era por menor cuantía que la anterior!

Y mis hijas y mi marido me dicen: maaaaaamiiiiiii! Qué guaaaapaaaa!

Y yo encantada de la vida! Si lo llego a saber antes me gastaba íntegra mi póliza anterior como bienes de inversión material!!


martes, 11 de febrero de 2014

Yo, me, mi, conmigo...y otra vez yo, yo y mi bici

He vuelto a ir en bici.

Hacía unos 15 años que no iba en bici. Como modo de desplazamiento, me refiero, no de paseo con las niñas o por el monte. Ultimamente, ignoro por qué, parece que mucho de lo que ocurría hace 15 años me está pasando por las narices esperando que lo retoma donde lo dejé. 

Es una sensación extraña y no sé muy bién cómo afrontarlo, si tiene alguna lectura, si es cosa de meigas, o si es que de algún modo he vuelto de un largo viaje (que lo ha sido geográficamente), en el que sin dejar de ser yo, he sido otra.

Varias cosas han ido pasando que me devuelve a mis tempranos 20 en un relativamente corto plazo de tiempo (sobretodo tomando los quince años entre medio que me han reconectado con esa yo).

Mi madre llevaba lustros diciéndome que vaciara mi (su) habitación de mi (su) casa. Empecé por las cajas más voluminosas y al llegar a mi (pseudomi) casa las abrí. Eran mis diarios...desde los 10 años hasta los 22. Los más intensos desde luego fueron los últimos, una perla tras otra salía de sus páginas...páginas vividas, como aquella antigua colección.
 
Esos años de carrera en los que me reafirmé tal y como iba apuntando en la adolescencia. Por fin la independencia (aunque no económica), la autonomía, un mundo nuevo sólo mío y de quien yo escogiera, fuera de casa, con la tan ansiada libertad. 

Tantos amigos, tantas experiencias, tantos aprendizaje, tantos bailes, tantos amoríos y amores, tantos exámenes que parecían inaprobables y tantas horas de estudio, finalmente fructuosas aunque con el miedo semi instalado a ratos de que no lo llegaran a ser nunca y no lograra acabar la carrera.

 En todo aquel tiempo me movía con una ligereza, una libertad de movimientos y una autenticidad y frescor que nunca volví a tener.

La bici y la confianza en ti misma te da eso, te da plena capacidad de decisión en todo momento. Ahora vas por la calzada, ahora por la acera, ahora a pie charlando con un amigo ahora a pedales a toda castaña.



Por fría que sea la mañana los guantes acaban sobrando y las mejillas tiñéndose de rojo, el cabello alborotado al aire, los pulmones a pleno rendimiento y el corazón totalmente despierto y alborozado. 

La bici tiene escala y velocidad humana, y no pierdes nunca la pertenencia a la parte viva de la ciudad, su gente, sus tiendas, su ritmo. 

La moto o el coche te aparta radicalmente de ella y te circunscribe a la calzada, donde entras en competición con los otros o contigo mismo o con el semáforo o con quien sea pero en competición. La moto tiene la válvula de adrenalina en la misma maneta con la que das gas.

Desde que cogí la bici no he vuelto a la moto. 

Y de algún modo ha sido una decisión que ha ido mucho más allá que en qué me muevo. 

No es sólo en qué, también es cómo.

Me he reencontrado con mi pasado, con mis anhelos y mis gentes que me acompañaron en mi eclosión.

Luego la vida cambió radicalmente y a un cambio le sobrevino otro, nuevas tierras, nuevas gentes, nuevos retos, la maternidad, y más cambios de vuelta, descolocándome y sin encontrar mi lugar, hasta medio olvidarme de esa Maria exultante de energía, con el triumfo metido entre los plieges de la sonrisa, brillando desde dentro de las pupilas. 

El triumfo de ser simplemente feliz. Siempre con una broma en los labios, siempre con ganas de todo, conociendo a todo el mundo y quedándome siempre con lo mejor de cada uno.

Miro atrás y veo la fuente de la que he ido bebiendo el resto del tiempo, pero cada vez más cansada y sin regenerar la energía genuína que me acompañó durante esa etapa.

Por lo que sea ahora han vuelto los diarios, ha vuelto incluso gente de entonces sin decirles yo nada, o simplemente han estado ahi y yo no los veía.

Han vuelto en forma de casualidades enlazadas, como cuentas de un collar. Ha vuelto la bici y voy volviendo yo. A reencontrar mi sitio.

García Márquez consideraba que la velocidad máxima a la que podía viajar su alma era aproximadamente la del paso de un burro, así que tardaba días en volver a encontrarse con ella después de un viaje en avión.
Quien me lo iba a decir, que mi burro tardaría tanto en llegar!

.......Quizás la mía viaje en bici en lugar de en burro?