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jueves, 28 de enero de 2016

Bob Dylan, pádel, croissants y mimosas.

Escuchar a Bob Dylan en una tranquila tarde de trabajo.
Jugar un buen partido de pádel en buena compañía inundados por la luz  de un tibio sol de mediodía de un suave invierno barcelonés.
Recorrer el camino a casa entre pinos bañados por la amarilla luz de la cada vez más larga tarde, pasando del azul del mar al verde de la montaña al doblar la carena.
Bañarte una hora con tu hija pequeña mientras te pone suavizante por octava vez y te peina el pelo con sus deditos.
Desayunar fuera en una cafetería a media mañana un croissant de mantequilla caliente con un café calentito con tu compi de coworking.
Acabar el trabajo a tiempo y no tener que hacerlo el fin de semana.
Escoger un libro para una amiga.
Hacer feliz a tus hijas accediendo a que el día de carnaval vengan a comer a casa y les ayudes a disfrazarse y a maquillarse en lugar de apurar a trabajar dos horas más...¿de qué me acordaré de aquí 10 años? ¿de esas dos horas de trabajo o de sus alegres nervios contagiosos mientras las visto y las maquillo?
Ver que ya has cobrado un trabajo en tu cuenta corriente cuando no lo esperabas.
Saber qué vas a regalarle a tu chico cuando aun falta un mes para su cumple.
Acoger entre tus sábanas y reconfortar con todo tu cuerpo a tu pequeña cuando viene de madrugada asustada por una pesadilla.
Leer una página cada una de un libro de aventuras emocionantes y no querer parar.
Acariciar a tu perro y que se ponga a roncar en dos centésimas de segundo.
Dar un buen consejo a una amiga.
Una estupenda clase de yoga visualizando como si fuera real que hueles a mimosas y que sus partículas de sol amarillo entran por tu cuerpo y se esparcen como purpurina de sol dentro de tí, para exhalarlas y recubrir todo cuanto te rodea de la alegría amarilla y el dulce aroma de la flor de mimosa. Y sin necesidad de tripis ;-)


miércoles, 17 de diciembre de 2014

Átaque de frivolidad dietética prenavideña

Por aquello de ir avanzando tarea, estas (pre)navidades me ha dado por anticiparme a mis lamentos de kilos de más.

La verdad es que ante mi perplejidad constato que mi propósit prenavideño de llegar como un figurín a tan temidas fechas ha sido un fracaso estrepitoso, como todo fracaso que se precie.

Hace un mes y medio, UN MES Y MEDIO! decidí que iba a perder (en un mes y medio) 2 kg.

Tal que así: me pesé, me preocupé, y me dije, voy a perder 2 kg para antes de las navidades -para poder comen turrón a mis anchas, claro, que es la gran diferencia respecto el mismo propósito pero en distinta época, preveraniego, a saber, lucir tipazo (bueno, vamos a dejarlo en mejor tipo)-.

A día de hoy, peso exactamente lo mismo, o incluso puede que algo más.

Y a no ser que venga una bendita gastroenteritis en una semana (negaré haberlo deseado en caso de ocurrencia), lo tengo crudo crudo como el ápio que me he comido hoy, en un intento desesperado de conseguir en un día lo que no he hecho en un mes.

Constatado el hecho una, que es analítica por naturaleza, me he puesto a pensar los motivos del fracaso, por aquello de que una vez se conoce el problema ya se tiene éste medio resuelto. A mi me gusta esta frase porque me encanta analizar problemas. Pasa que me suelo alargar en esta fase y para la parte ejecutiva ya llego como con medio desánimo, como medio desmotivada, y ahi me suelo empantanar.

El resultado de mis reflexiones acerca del fracaso es que hay tres motivos principales.

El primero tiene que ver con lo de pensar más que hacer, precisamente.

Básicamente, con tomar la decisión ya me dí por satisfecha.
Decidí, pero no hice nada para ejecutar mi decisión. Como cuando esquías, que basta con pensar quiero ir hacia allí ¡y ya vas! (o al menos, así se lo expliqué a mi hija como la técnica del giro en esquí y funcionó. ¡A mi me funciona vaya!).
Pero con lo de perder peso he de constatar que no ha funcionado.
Decidiéndolo no era suficiente.
Hacía falta una estrategia, algún método, no sólo el objetivo.
¡Queriendo ir a NY uno no va a NY!

El segundo motivo es que el nivel de sacrificio al cuál estoy dispuesta a llegar en aras a dos kilos menos sospecho que es muy muy bajo.
No he podido profundizar demasiado en un nivel teórico ni mucho menos en la práctica en mi resistencia a las tentaciones culinarias, entre otras cosas porque aún no se ha dado tal caso. Creo que nunca me he resistido, por aquello que la mejor manera de evitar la tentación es caer en ella, pero sé que soy muy débil, y que cedo ante las presiones con mucha facilidad.

En general es así ya, pero es que con las del estómago me pasa especialmente. No me siento capacitada para negarme a comer fuera si alguien me lo propone, a renunciar al pan, a la pasta, a las cookies, al chocolate, a las pizzas. Por no hablar del vino y la cerveza, que resulta que al alcohol engorda horrores, ¡y eso que pasa como agua! Quien lo diría ¿no?

El tercer y último punto es que a pesar de incrementar visiblemente mi nivel de actividad física yendo dos veces a la semana (¡una fui tres!) al gimnasio, y que hace un par que voy andando a trabajar (35 minutos aproximadamente con desniveles pronunciados ida y otros tantos vuelta aunque por otro camino), está claro que no es suficiente.
Mi amiga Bea me dijo que los 15 minutos de elíptica eran de chiste ¡y eso que yo se lo contaba como una proeza! Es más, para mayor ahondamiento en mi ofensa, dijo que eso servía de calentamiento. CALENTAMIENTO.
¿Pero que harán en mi cuerpo con 45 minutos que me dice ella que tengo que estar? ¿Brasas? ¿Pondrán calçots y butifarras? ¡Por dios, si sudo como un pollo dando vueltas en el ast con 15 minutos!
Lo peor es que con eso, con mis 15 laaaaargos minutos me dice la máquina que quemo... 60 calorías. ¿Sabéis que tiene 60 calorías? No lo quieras saber. Es ridículo. Descorazonador. Frustante.

Así que ahora he decidido que tengo que hacer un plan, y no sólo eso. También cumplirlo.

Mi plan para esta semana es:

CADA (cada, cada... quien dice cada dice casi cada, entiéndeme) mañana hacer una rutina (los que saben lo llaman así) de escaleras. Subirlas de calentamiento, bajarlas y subirlas de nuevo de dos en dos. Bajarlas y subir dos y bajar un peldaño. Bajar. Y luego subir de lado bajar y subir del otro. Parece q esto es lo que más quema y que si me estoy con este sube baja durante media hora quemo 400 calorías, que es bastante más que 60. ¡Llámadme arrojada!

Y CADA (idem que paréntesis anterior) mañana desayunar una tortita integral de arroz con jamón del bueno, que eso lo hace mi amiga Elena y el tema del jamón bueno para desayunar me parece razonable. Y un iogurt con salvado de avena. Pasa que creo que me he equivocado y he comprado copos en lugar de salvado. Y parece que esos engordan. No estoy aún muy puesta en el tema...

No sé que tal me irá el plan de choque, para empezar voy a reducir el objetivo a un kilo, ya que sólo me queda una semana, y a ver si con lo de la presión del efecto último día para el exámen, que es lo que siempre me ha funcionado, me pongo las pilas.

Prometo compartir resultados en una semana, justo antes de la comilona 1.1 (nochebuena) os contaré que tal me ha ido con el ápio.
Luego de los asaltos:
1.2 Navidad
1.3 San Esteban
2.1. Noche de Fin de Año
2.2 Comida de Año Nuevo
3.1 Comida de Reyes

Más las comilonas propias de pasar una semana en Galicia y sus desvaríos gastronómicos, volveré a compartir resultados.

Ya puedo hartarme a apio ya! Total, para luego de propósito de enero, ¡repetir!

La vida es puro bucle. :-)



martes, 28 de octubre de 2014

La intensa vida de una mamá chacha (que no mamarracha)

Voy a contar un tópico. Y pensaréis buaaaa q aburrido, siempre con la misma monserga, que pesadas sois!

Pero es q es una verdad de las verdaderas. De las verdaderas de verdad! De la buena.

Ser madre-ama-de-casa es agotador. Es que no paras de trabajar!

Yo de por mi era perezosa, vaga, holgazana, me escaqueaba a la que podía, nunca me levantaba de la mesa para ayudar en cenas multitudinarias si no era ya de flagrante mala educación inexcusable.
En mi casa por aquello de yo ya pongo la casa y en ajenas por lo de yo es que no sé donde están las cosas. En definitiva. Que no pegaba ni sello en casa.

Y desde que soy madre, quien me viera oyes! Me han cambiado por otra! No me reconozco en los espejos en los que ya por no verme ni me miro!

Soy una máquina de trabajar.

Con lo profesional ni entro ni salgo, más o menos con la misma intensidad de siempre, que, todo hay que decirlo, es mucha! Porque que una puede ser vaga por sectores. Y a pencadas eficientes (y la mayor parte de las veces apasionadas) pocos me tosen.

Pero con lo doméstico.... Hoy ha sido uno de esos días cúspides de mi carrera doméstica. Me permitiréis retozarme en ello.

He empezado como siempre; ducha, despertar niñas, vestir niñas, desayunos, mochilas, cole. Como hoy las llevaba mi consorte señor marido (ya), he podido proceder a recoger cocina, baño, hacer camas, recoger juguetes, ordenar libros, poner una lavadora, sacar una secadora, doblar ropa, colocar ropa en sus armarios, preparar bolsa piscina, ir a trabajar.

Trabajar-trabajar-trabajar-trabajar-(si, la que estaba en el paro, ya dije que era un paro tácito)-trabajar-trabajar-trabajar.... Ups! Las 4! Corre corre

Moto a toda pastilla q llego tarde (¿¿nunca aprenderé a salir antes??)

Recoge niñas, no llevas merienda?

No, no llevo merienda, (a tanto no llego, no me explaiaré), ala! al paki a por unos donuts y unos cacaolats, y la integración de nuevos hábitos alimenticios con la que llevamos dos semana a base de pan de verdad que compro en un horno de los buenos a precio de titanio (el titanio es caro, no?) y de legumbres de verdad puestas en remojo ochocientas horas, y de arroz integral que no se cuece ni tras tres tristes horas... A la mierda! Dos donuts x niña, no uno no, DOS!

Vamos a la piscina corriendo que no llegamos. Agotadas tras una caminata (sube, baja, recto, sube, baja) de 15 minutos vertiendo cacaolat (obvio) por la camiseta llegamos.

Desviste niñas (y creía q ir a la piscina yo sola era complicado!, juas juas! Inocente...), pon bañadores, gorros, chanclas. Ya, al agua patos.

Y yo? ¿Me doy un merecido descanso y me tomo un café y me leo algo q creo que se llama periódico? Nooooo!

Decidí sabiamente en su día que lo mejor era apuntarme yo al gimnasio esa hora, yendo x c.....s con las niñas era la única manera de asegurarme que iría, tras varios infructuosos intentos de hacer deporte. Así que durante 45 minutos a la semana un señor me maltrata sometiéndome a las tan temidas máquinas cual sala de torturas.

Salgo exhausta pitando cuando veo q salen de la piscina. Ahora ya somos tres a duchar y a vestir y a secar el pelo. Que bonito...

Una hora después salimos dispuesta a pegarme otra caminata hasta a casa, y encima ya tan de noche!

Hoy por un designio divino ha venido el padre de las criaturas a por nosotras en ese artefacto con 4 ruedas q hay q reconocer que a veces es maravilloso.

Llegamos a casa, muerta de hambre me dispongo a hacer un risotto de bolets (si, quien me mandaba).

Media hora larga después, con las niñas en pijama y la lavadora puesta con las cosas de la piscina, nos dan ambas la cena; que no les gusta el risotto, con lo bueno que me ha salido, oyes. Al final se lo han comido las dos.

Pasa que después de recoger la cocina, sacar secadora, doblar otra vez toallas, contar un cuento y que se durmieran, la pequeña de tanto toser lo ha echado todo por la borda. Cambia sábanas, pijama, albornoz, muñecos, todo al cubo de la ropa sucia.

Pena de rissotto de bolets.

Limpia con agua caliente y jabón el cosi en el que ha acabado de darlo todo, pasa el mocho por el suelo, dale de cenar al perro que protesta, recoge las bolitas de pienso que se han caído, vuélvete a lavar las manos por quinta vez en 20 minutos.

Ya se ha acabado la lavadora, pon la secadora y lava ya las sábanas y el muñeco afectado que huele que alimenta. Vuélvete a lavar las manos.

Son las diez.

Luego la fisio de suelo pélvico me preguntará porqué no hago lo que me dice y practico ejercicios de Kegel media hora cada noche y lo del etíope en plena hambruna que se llama ejercicios hipopresivos.

Señora. No puedo con mi alma!

Y con los dos platos de rissotto q me he comido no puedo hacer el etíope!

Si yo no era así!!! Devuélvanme a mi Maria!!! Era mucho más cómodo! Vas a comparar!!

Aunque bien mirado...creo que debería sentirme más orgullosa de ésta que de aquella....al fin y al cabo, ahora ayudo todo el rato y no hago casi nada para mi. No es que ayude, es que sin mi (y el 50% correspondiente a mi esposo) nada de esto tiraría adelante.

Y creo q lo de ser madre va por ahi.

Me refiero a anteponer a la família a hacer lo que te rota en cada momento.

Porqué lo de hacer de chacha digo yo que te lo ahorras si eres rica y tienes interna, no? Es una opción interesante, miraré mi cuenta corriente a ver si me ha salpicado por casualidad una de estas tramas de sobrecitos!

Au, bona nit, a descansar, yo desde luego caeré frita frita !

domingo, 2 de marzo de 2014

El olor de la nieve

Hemos ido a la nieve.

Con varias artimañas que no detallaré hemos conseguido practicar un deporte de ricos siendo pobres!

Como somos pobres pero gozamos de una libertad que para mi la quisiera de no tenerla hemos importado de Francia esta sana costumbre de hacer una Semana Blanca. Así, a la brava!

Aprovechando que las niñas son pequeñas y la ausencia de máquina fichadora de nada, que mis suegros alquilan chalet en el Pirineo francés durante una semana con unos amigos desde tiempos inmemoriales y que sobraba una habitación, para allá nos hemos ido.

Dado lo obscenamente caro que resulta este deporte, contábamos con hacer trineos, raquetas, esqui de fondo, muñecos de nieve etc, todas ellas muy nobles y bellas actividades, pero finalmente nos ha sonreido la fortuna y también
hemos podido iniciar a las niñas (especialmente a la mayor, con 5) en esto del esquí alpino, y disfrutar nosotros también.

Como todo últimamente hacía muuuuucho que no esquiaba. Esquié mucho de niña, de adolescente y algo de joven, menos porque entonces me lo tenía que pagar yo y no andaba boyante que digamos.. como ahora vamos!

Así que la mayor parte de vivencias con el esquí las he tenido de niña. Y al ver a mi hija enfrentándose alborozada con sus primeros telearrastres, sus primeras telesillas y sus primeras bajadas me venían recuerdos en forma de sensaciones a oleadas, tan frescas como la nieve que pisaba, como si no hubieran pasado 30 años!

Y me di cuenta de que los deportes en los que te ves solo ante las circunstáncias, casi siempre gratificantes, pero también a menudo adversas, realmente curten mucho y te refuerzan el carácter.

Recuerdo con el mismo soplo al corazón que entonces cómo habían telearrastres que tiraban tanto que aún con todas tus fuerzas y tus 30 kg no lograbas mantenerte en contacto con el suelo y salias volando luchando por no perder el control. Y lo orgullosa que te sentías cuando conseguías volver a pisar nieve indemne, y contarlo al llegar arriba!

Recuerdo cuando no lo conseguías y te caías del arrastre, rodeada de altos abetos oscuros y silenciosos, con nieve virgen alrededor y sin saber muy bien que hacer, si esperar a que alguien bajara a por tí o lanzarte a la brava en busca de la pista perdida.

Recuerdo tremendas ventiscas con la nieve como agujas perforando la cara, los pies helados y las manos paralizadas del frio, el cuerpo encogido, las manos cubriendo el rostro, meciéndote en el silencio silbante de la ventisca en una silla inoportunamente parada por largos minutos en tan hostiles condiciones.

Recuerdo pistas heladas en los que no había cantos qu
e se clavasen, empinadas como acantilados, minadas de "bumps" y piernas agotadas que ya no respondían orden alguna.

Recuerdo monitores hablandome en francés, sin entenderlos ni jota y asintiendo a la vez con la cabeza, que si que si, cuando era que no que no, no me entero de nada y todos los del cursillo se van a reir de mi.

Todo esto que lo sufrí lo recuerdo en bueno, como recuerdan, los que la hicieron, las batallitas de la mili.




Supongo que lo recuerdo en positivo porque viene reforzado por cientos de flashes que me hacen esbozar un amago de sonrisa involuntariamente.....

Una naranja que sabe a gloria comida al sol de cualquier piedra en la Molina con amigas, ya en 8º yendo solas a esquiar un domingo con la UEC después de unas estupendas bajadas y muchas risas...


 


La adrenalina supurando por los poros en las últimas bajadas a toda castaña cerrando pistas como si fuera el útlimo día de esquí de nuestras vidas tras un día sin parar de esquiar con los chicos del CEC.

Los primeros saltos un poco dignos que te ponían el estómago en la boca, los primeros chuss a velocidades ya peligrosas, el placer de una bajada hecha a la perfección con una nieve perfecta, un sol perfecto y unas piernas perfectamente flexionadas en un
estado de forma perfecto...

Las tremendas óstias que me he ido pegando, o se han pegado a mi alrededor, la pata rota de mi primo, la triple voltereta que dí en un chuss mal calculado, el cabezazo de mi hermana contra el hierro de una silla al bajar y la espectacular bajada acompañándola en la camilla llevada por los camilleros, o mi propia bajada en camilla, que no recuerdo porque perdí el conocimiento de un golpe que nunca llegué a retener porque se me borró casi una hora de memoria de antes del tortazo, commoción cerebral, dijeron (y rotura de gafas), y así me quedé! :-(

El olor del cuerpo después de esquiar, el olor de la nieve, una mezcla de sudor fresco con frío y crema solar, de naranja, con la cara ardiendo, el pelo despeinado con la forma de gorro de lana o de cinta de gafas de ventisca.

El placer de los pies quitándose las botas de esquiar (malditas sean)...

El cansancio infinito en todo el cuerpo, que queda derrengado y dispuesto a un sueño reparador donde sea, en los incómodos asientos del autocar de vuelta, en el coche, o en la cama tras un baño caliente caliente caliente para sacarse de encima el frío pasado.

Así, desgranando recuerdos y reviviendo los primeros pasos en la mirada vibrante de mi hija me doy cuenta de lo mucho que me ha dado el esquí, y quien dice el esquí dice la montaña, o dice cualquier deporte, pero especialmente si son al aire libre, y en plena naturaleza.

Ojalá les gusten tanto como a mi, y les aporten tanto como me han aportado. No sé si les hará mejores personas, pero desde luego más vividas y más felices!


jueves, 9 de mayo de 2013

Nadar y guardar la ropa

Hoy he ido a la piscina.

Mi relación con la piscina es un poco itinerante.

Tengo el gran mérito de sin ser yo una nadadora habitual, ni ser mi deporte preferido, ni siquiera de mantenerme en él de manera fija-discontinua por periodos de más de seis meses seguidos, he conseguido apuntarme a cuanta piscina de cuanta ciudad haya residido.

Creo q tiene algo q ver con el cloro q le ponen, deben echarle algo, como la droja en el colacao ;-)

Por lo pronto he sido socia de 3 en Barcelona, 1 en Lleida, 1 en Toulouse y 1 en Ferrol, sumando un total de 6 piscinas, q insisto, para nadar como un pato con una frecuencia de media vez al mes hay q reconocerme cierta tesón piscícola!

A la vista está que no he conseguido mi hito de convertirme en (al menos) una patonadadora habitual, por aquello de hacer alguna cosa de deporte. Pero he conseguido algo que en el fondo me divierte mucho más y para lo cuál estoy bastante mejor dotada: la observación y análisis sociológico de personas y procesos ligados a las piscinas, y que paso a compartir, para que vayais prevenidos por si os diera por ir.

Los preparativos

Por más tiempo que lleves yendo a la piscina o eres una maniática del orden o SEGURO q te dejas algo en la mochila! No se puede tener tanto todo en la cabeza ni tan pocas otras cosas que hacer simultáneamente como para hacer bién la bolsa de la piscina!

A saber, hay que llevar:

- una bolsa de plástico con las chanclas
- el bañador
- el gorro
- las gafas
- la toalla
- el neceser
- otra bolsa vacía de plástico donde irá todo lo mojado
- muda de recambio (por aquello de no repetir, q una es -o lo pretende- muy limpita
- el candado de la taquilla


En el capítulo neceser para ponerse profesionales debería entrar:

- champú
- suavizante
- gel
- lentillas
- liquido de lentillas
- cepillo/peine
- crema hidratante de cuerpo
- crema hidratante de cara
- desodorante


Obvia decir que en mi caso casi ni lo tengo en mi lavabo de casa, por lo que duplicarlo es como un mito, y lo que acaba pasando indefectiblemente es que me dedico a movilizar enseres de higiene personal de un lado para el otro extraviando la mitad por el camino.

No son baladís los preparativos desde el momento en que cualquier olvido es ERROR FATAL, que implica volverte a casa sin tocar el agua! Especialmente en lo que concierne a:

- el bañador
- el gorro
- las chanclas
- las gafas
- toalla
- el candado

O sea, todo menos el neceser. Como metáfora de que a veces lo que más nos complica la existencia resulta ser lo menos esencial no está nada mal!

El Vestuario

El vestuario de un gimnasio/piscina suele convertirse en uno de esos trámites de obligado cumplimiento pero que no generan ningún entusiasmo.

Para empezar busca un sitio adecuado.


En mi caso, que representa una de mis parcelas reconstructivas, una de mis premisas no negociables es que sea el opuesto a donde se instalan las patrullas de mamás y bebés que vienen a natación para bebés (pobres, sometidos desde tan jóvenes a la cloradicción!)

 Básicamente la mayoría sólo tienen uno (es lo típico que haces con el primero o hijo único), y aún son pequeñitos y sus únicas trastadas son llorar por la noche, lo q hay que reconocer que es sumamente incómodo. Conclusión, que suele ser todo como muy naïf, muy cursi y desde luego con las clásicas conversaciones de las que vengo huyendo, en definitiva, un coñazo, así que me largo!


Casi diría que aún es peor caer en sector hedónico/culto al cuerpo, porque claro, en eso una como que se siente mejor entre recién mamás, que aunque ya hayan pasado tres años desde el último parto una sigue tirando de excusa ;-)!

Al hilo de esto tengo que hacer un agrio reproche a las madres con un cuerpo 10 porque esas, señoras, no son formas de dejarnos en evidencia y tirar por lo suelos la tan bien acogida teoría de que para cada hijo hay que sumarle dos kg con lo bien que nos va a algunas!! Grgrgr que rabia que dan! (se puede sustituir rabia x envidia)

Prosigo:

De la zona cultoalcuerpo ya me he dado por excluida (probablemente me he dado de baja yo mucho más tarde de lo que me habían dado ellas, por aquello del autoengaño visual y los espejos domesticados).
Puede que esté ahí físicamente, pero no participo en la liga, estoy de espectadora. Y realmente ves. Ves a la monitora perfecta (que lo sabe), ves a la pibón (q lo sabe), ves a chicas que hago yo dos de ellas de ancho y ellas dos de mi de largo (que lo saben)...





Creo que en el gimnasio es el único sitio donde realmente importa absolutamente un rábano mi ingeniería, mis 5 idiomas, mis proyectos y mis contactos de LinkedIn.
Bueno miento, importan en la medida que para llegar a todo eso he tenido el culo clavado en la silla durante demasiadas horas al día durante demasiados años!

No vayamos a quitarle importancia al culto (cul(t)o?) a la gastronomía en todas sus versiones (especialmente en versión hidrato de carbono) y el cul(t)o a las terrazas y a las cañas. No nos vamos a engañar tampoco!

Lo único es asumir las consecuencias de tanto culto con la escasa dignidad que le queda a una en pelota picada, mal depilada, con celulitis cavalgante y mis 4 kg de más (2 x hija, a huevo, con lo cómodo q era!).

Mi pensamiento balsámico es pensar que de las mujeres más decididamente atractivas que conozco unas cuantas muchas no cumplen para nada con los cánones, si están rellenitas consiguen que no importe o incluso le sacan partido y si su cara no es agraciada su mirada y su personalidad hacen que así te lo parezca.

Nada, que quien no se consuela es pq no quiere!

Una vez ubicada ya (entre las yayas, claro jeje, pa q sufrir?) empiezan esos extraños equilibrios imposibles para ponerte el bañador motivados por una mezcla de:
- pudor
- exageradas (o no) medidas de higiene
- el mini banco en el que tienes que organizar el cargamento digno de un mercante por el Canal de Suez que he enumerado antes.

Ahora, ya podemos ir a la piscina!

La piscina
En el supuesto (frecuente en mi) de haberte olvidado las lentillas te verás obligada a ir medio a tientas por la piscina. Tiene la ventaja de no tener q sufrir el h...d.p.. del espejo toooodo a lo largo del pasillo que en mi piscina en cuestión te acompaña durante unos angustiosos 15 metros, viendo esos muslos férreos, ese culo con forma de culo en lugar de almohada amorfa, ese vientre plano en lugar de abombado, ese pecho turgente, no caído de lactancias varias, esos biceps fuertes de verdad, no solo simplemente resistentes a 17 kg de acarreo de niña cansada más compra cuesta arriba! Y esa cara que aún desprovista de melena disuasoria q la dulcifique es tersa y bonita, no con pinta de espermatozoide negro, con arrugas que empiezan a decir hola, ni unas ojeras hasta las chanclas!
Lo habeis adivinado, delante siempre va una de las del club cultoalcuerpo, y detrás tu, claro!

Pero no pasa nada, te dices: ese espejo lo han comprado en la misma tienda defectuosa donde los de Zara compran los suyos antes de verano probándote vestidos imposibles, q rácanos, por ahorrarse unas pelas comprando espejos deformes nos generan conatos de depresiones!!

Llegamos al carril q en el supuesto de q sigas sin lentillas intuyes es el menos poblado. Siempre te queda el recurso de preguntárselo al monitor, que constituye una manera tan buena como cualquier otra para entablar conversación con él. Pasa q vestida de calle y conociendo tus puntos fuertes aún podrías tener alguna expectativa, pero de espermatozoide negro con esa cara y ese cuerpo mejor abandonar toda ilusión. Y menos con la preguntita de marras, q es de todo menos sexi (mira, perdona, me puedes decir en que carril hay menos gente? Es q no veo). Un día quise ser chistosa (ya q a guapa no, a ver si a ingeniosa) y le dije: tranquilo q no me voy a chocar con nadie! El chico ya no sabía detrás de que boya esconderse. Me suele pasar. Una ya está hecha a ello.

Y resulta q es verdad, pq por algún extraño capricho de la óptica se me corrigen la mitad de las dioptrías debajo del agua!

Yo en mi carril voy haciendo, un largo en un sentido, el siguiente en otro. Básicamente lo hago yo y todos los demás, puesto que no te quedan muchas más alternativas, salvo parar a descansar. Visto así la cosa tiene mucho de hamsteril, pero por alguna extraña razón es adictivo. El hámster tb le da con énfasis a la rueda sin llegar a ningún sitio, si lo hace él no vamos a ser menos, siendo más evolucionados como somos nostros, no?

Ir con lentillas te da mucho más juego. Puedes mirar a los musculados monitores en minitanga. Yo cuando era joven y de buen ver despreciaba estos tipos incluso con cierto hastío. Hoy me he sorprendi
do observando con interés cómo el monitor de bebés se quitaba (absolutamente innecesario)
1/ la camiseta
2/ el bañador tipo pantalon ancho

Dejando un mini slip negro y una cantidad inusitada de músculos al aire libre (con piel, eh? Sino me hubiera dado asco).

Creo q he mirado abiertamente un par de veces y de reojo tres o cuatro. Al chico en cuestión por lo pronto le pasaba diez años (esta es otra amigas, tu vas creciendo pero el resto del mundo cada vez es más joven).







Yo tengo la teoría q esto se me ha pegado de las yayas, q están todas desatás (en andaluz) con el monitor de yayas. E imagino q las mamás 3/4 con el q me he complacido la vista yo esta tarde. Es lo q tiene ir por libre, los ves a todos pero a todos de lejos!





Bueno, tras el cuarto de hora de natación (ah! No os lo he dicho!?? Si total nadas 15 minutos, con lo cansado q es no te da ese maltrecho body para más!) ya vas saliendo y recogiendo tus enseres para volver al obligado pero desagradable trámite del vestuario again... q en realidad es el que consume el 80% de tu tiempo....

Visto así creo que una de dos... O me desapunto YA q no está la cosa económica para andarse con lujos o me dedico a NADAR de verdad y a ponerme como la Esther Williams de una puñetera vez (antes del verano a poder ser?)

Otro post mi incursión del otro día por primera vez en la temida SALA DE MÁQUINAS cual sala de torturas q me parece (por no hablar de lo del spinning q me tiene aterrada, desde aquí mi mayor admiración a mi fiel amiga y lectora Bea por atreverse con semejante cosa, mis reverencias sinceras!)