sábado, 28 de septiembre de 2013

El alma entre paredes

No es ningún secreto que las paredes atrapan almas. 

Otra cosa es que haya gente más o menos sensible a ellas, y se den por enteradas o se conformen con atribuir el bienestar que sienten en una estancia al jarro de flores artificiales que hay en la entrada o su incomodidad al "olor" del ambientador (aprovecho; por favor, señores fabricantes de ambientadores....déjenlo, es inútil, lo suyo es pura especulación, de verdad, preferimos que huela mal, no nos torturen así!).

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El alma que encierran las paredes flota, es pegajoso como el calor barcelonés, que nos plantamos en octubre y ahi sigue, enganchado a la piel, que no nos deja ni respirar. Te envuelve y te transporta donde te quiera llevar, y poco puedes hacer para evitarlo.

Yo prefiero reconocerlo lo antes posible, conocerlo, analizarlo y hacerme a él, tanto si es bueno como si no. Es, en general, mi estrategia para con todo, pero con estas cosas medio de meigas más, que una ha vivido mucho por Galicia y se ha curtido!

Ese alma dónde más le afecta a una es dónde más se vive, o sea, en tu casa, pero no suele ser dónde es más fácil reconocerlo, precisamente porque es todo demasiado intenso.

Es mucho más fácil en un bar. A ese yo  le llamo "Alma de Bar".  Hay bares en los que uno entra y se mastica el aire, de tan intenso. Y no hablo de viciado ni de ambipures varios. Hablo de esa sensación, entras en un sítio y te invade, te atrapa, y como si tuvieramos antenas extrasensoriales en la cabeza rollo hormiga, lo cazas al vuelo en el mismo quicio de la puerta.


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Cuando percibimos alma malo paramos en seco como si hubieramos chocado con una pared invisible y damos hasta un paso atrás medio huyendo como si hubiesemos visto un muerto (medio pero sin el medio, huída por pies, vamos!).

Otras al contrario, entramos de cabeza sin pensarlo ni apenas mirarlo, atraídos por cuál cantos de sirena (o olor a café recién heho a las 11h de la mañana, que a estos efectos lo contamos como alma!)

No hay patrones, sólo esencia. Evidentemente si el sitio es mono y limpio ayuda, pero insisto en que es algo mucho más intangible. Tengo archivados en mi gps mental con mucho cariño bares y mesones con alma de un montón de capitales de provincia de este a oeste o de pueblos más pequeños, y de ciudades más grandes.

https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTa67bC8YuP7_pS0vTYdLxKAOP_0g5AWrwPjmqeQ-nuTAY5duG-Y en todos la esencia es la misma. Parece como si las risas antiguas, los abrazos furtivos, las amistades forjadas, las miradas vibrantes...todo lo bueno que ocurre en un buen bar -en definitiva los bares son como los ríos que van a dar a la mar, que es el vivir (pequeña liciencia literaria) ;-) - se hubiera quedado en el aire, pegado entre sus paredes...y por más que se friegue el suelo con lejía al cerrar cada noche (o no,que  también hay bares guarros con alma, y bastantes!) ahí queda, flotando para que lo respire el primer cliente despistado, viajero de paso, que sólo al abrir la puerta ya lo percibe.

Como lo bueno llama a lo bueno, y lo malo a lo malo al bar con alma dificilmente lo verás cerrado al siguiente año que cual cigüeña te dejes caer por ahi. Por suerte para nosotros, claro!

Bares sin alma ni os los describo porque todos conoceís un puñado y de puro anodino aburren. 

El lugar de trabajo es otro clásico, pero peor que los bares, porqué poco puedes hacer para modificarlo y en cambio mucho te toca sufrirlo si es malo. Siempre te queda el pequeño consuelo de ponerle alma a tu metro cuadrado de mesa, y de ahí, supongo, los intentos con las fotos de los seres queridos, la última obra de arte de tu hija de cinco años y el cactus por aquello de que absorve las malas radiaciones del ordenador (y que no hay que regarlo, vaya, tampoco hay que ser siempre tan metafísicos!). Ahí sólo me queda desearos suerte y ánimo!


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Y la casa? Ay amigo, la casa! Una en esto está curtida también, porque considerando estancias de más de un mes he vivido en 15 casas distintas, lo que me da una media de cambio de casa cada 2,4 años (no saquéis la calculadora, tengo 36, marujas!). Evidentemente es una media falsa, puesto que hasta los 18 fue todo una maravilla de la estática (exceptuando un cambio de habitación a los 8 años), o sea que la media sale en 0,93 piso por año. De estas 15 sin pensárlo durante más de 5 segundos podría ir diciendo si la casa tenía alma buena o alma mala, o simplemente no tenía alma alguna, pero de corrido además!

El problema aparece cuando con el cuarto de hora de ver la casa con el vendedor de rigor comiendote la oreja no siempre se llega a captar la ausencia de alma, o lo que es peor, el alma chunga... ya sabes, acaban de pintar, entra el sol por la ventana, estás hasta el gorro de ver pisos y zascas! Alquilado (por suerte) o comprada (......).

 

Luego te instalas y al principio sigues sin darte cuenta por aquello del frenesí de la mudanza.

Una vez ya le has sacado al piso en cuestión los cuadros de gatitos, has escondido el tapete de ganchillo de poliester, las cortinas de terciopelo marrón (brfdzecgardakclackjhñÑ;Z´: onomatopeya de escalofrío de pensar en ellas-), le has empezado a poner tus cosas, incluso te has atrevido pintando alguna pared y te has comprado por 1 € la Guía Para Principiantes De Feng Shui Para Tu Casa (si, si, asi todo empezando en mayúsculas porque Tu Casa Es Muy Importante) y aún así.....



Has cambiado la cama de lugar tres veces intentando encontrar el norte y encajar a la vez el cabecero sin que bloquee ni la puerta del armario ni la de la habitación (por aquello de que ambas son bastante prácticas), has organizado el recibidor para dejar la vida de la calle en la calle y entrar limpio y puro en la doméstica, has cambiado de lugar cuatro espejos que resulta que estaban como el culo y tu sin saberlo! Has comprado flores naranjas para compensar no sé que cosa y casi intercambias la cocina por el baño porqué están justo al revés de como deberían, de no ser por el presupuesto de Reformas López, que está más por el capitalismo que por Confucio seguro que lo habrías solucionado Todo!

Pero aaaay....sigue ahí. No acaba de hacer CLEC. Ese clec de cualquier cosa que nos hace saber que si, que tema zanjado, que esto funciona. Pasa con las relaciones y con los trabajos, como no iba a pasar con con las casas?

Mi casa no me hace clec. 

Vamos haciéndonos amigas, pero no hacemos clec. Y he hecho absolutamente todo lo del párrafo anterior (y más, no lo pongo para no extenderme) y la cosa mejora muuuuuuy timidamente. No progresa del todo adecuadamente, como dicen los de la ESO. Y lo peor de todo es que ya no le cuento a nadie lo mío con la casa ("nadie " es el blog, claro, jeje) porqué me miran raro cuando lo digo, de loca caprichosa, rollo como tienes los c...s de quejarte porque se supone que debería sentirme afortunada y estar haciendo genuflexiones por el pasillo a la casa en lugar de andar criticándola.

Pero es que lo he intentado todo, incluso derrochar alma mío por sus rincones, pero me da que se lo queda y no lo devuelve, en serio, rollo Voldemor total. Y oye, que el alma es como el cactus del ordenador, crece despacito y una no puede regenerarlo tan alegremente! 

La parte buena es que parece que como ya llevo muy por encima de mi propia media puede que en un breve plazo indefinido volvamos a mudarnos. La parte mala es la mudanza en sí, claro.

Evidentemente cuando me vaya (que no sé cuando será, pero seguramente más pronto que tarde) me dará pena porque una con esto de andar derrochando su alma por ahi le coge apego a todo y luego le da pena separarse, que a pesar de no haber hecho clec nos estabamos empezando a tolerar cada una con sus cosas y ya le estaba empezando a coger cariño, al fin y al cabo tiene muchas virtudes...(eso dicen, vaya)! ;-)

En Cualquier Caso Habré Aprendido Un Montón De Feng Shui!! ;-)


miércoles, 21 de agosto de 2013

Mi yo verano

En el mundo llamado occidental (es decir, los que tienen vacaciones) la población en realidad es el doble de la que dicen las estadísticas. Eso, o padecemos todos de trastorno bipolar.

Yo, por ejemplo, llevo ya unas semanas (desde que vino el calor de verdad) instalada en mi yo verano. Pero ahora que (por fin!) me veo despojada de (casi, q soy free lance) toda responsabilidad ando por mi vida de verano como Pedro por su casa.

De repente me parece una aberración haber sido capaz de resistir tantos meses con zapatos cerrados aprisionando el pie! y encima con calcetines!!!! Puag!! deberían estar prohibidos!!!

También me parece inconcedible estar más tiempo en casa que el imprescindible para dormir (sea siesta o por la noche)... ¿qué se le pierde a la gente dentro de una casa? que claustrofobia, por dios! tanta pared!! que corra el aire!!!!



Me parece de un insalubre total andar en moto entre los coches, respirar los tubos de escape de los buses, estar entre repetidores wifi, movil, microondas y todas las gamas de longitudes varias de ondas electromagnéticas. Y la tele? aix, q ruido más estéril! y que apabullo tantas imágenes en tan poco tiempo!
Y la pantalla del portátil me daña la retina! me deslumbra....



Y los cuerpos? no hay como la piel dorada de la gente, que se vean los cuerpos!!
Que la piel no esté escondida, que note el aire, la brisa, el sudor, el tacto de cada cosa que toca!!

Que se cocine en bañador!!





Que se vaya descalzo todo el día!

que los pies te queden negros y que antes de acostarte te los limpies con agua fría de la ducha y salgan churritos y ya puestos aproveches para remojarte por octava vez ese día, y  te acuestes fresquita fresquita!





Y ese es mi yo de verano, y el de invierno me queda tan lejos como lejos me queda el de verano en invierno, y al final no sé cuál es el de verdad, pero como de la verdad ya no me fío en realidad me da igual!

Supongo que en la variedad está el gusto, pero yo por quedarme me quedaría con el sol, con el mar, con los días largos y las noches a la fresca, con las fideuás, el gazpacho y las siestas.

Con que todo el mundo está relajado y contento, con que con unas cervecitas frías se arregla el mundo y con que por mal que esté todo nadie nos podrá nunca quitar el placer de tumbarse al sol balanceándose al son de un mediterráneo en pleno estado de voluptuosidad, en un modesto patín de pedales de playa (intercambiable por una todavía más modesta colchoneta, o directamente por la arena de la orilla) con un pie y una mano sumergida bailando el agua y el resto de la piel secándose a la brisa cálida....Mi yo de invierno ya sabrá apañárselas con lo que le venga, yo me quedo aquí!!


miércoles, 7 de agosto de 2013

Cuadernos de todo

En esta pegajosa noche de tormenta que parece que cae pero no acaba de caer, y si lo hace es a trozos y sin violencia ni entusiasmo, que igual está el tiempo fuera que dentro de este mal año que llevamos, me ha caído en las manos, por aquello de la justicia cósmica un hermoso libro de la hasta ahora no leída Carmen Martín Gaite.

Si la incultura tiene algo bueno es la infinita capacidad de mitigación y la alegría que conlleva cada nuevo paso en pro a su merma (joé que difícil lo he hecho! ;-)). Como mi capacidad de culturización es un poco a cuentagotas (por falta de tiempo que no de ganas) estoy muy contenta porque eso me asegura toda una vida por delante de alegrías!

Dicho esto, paso a transcribir un párrafo que me ha captivado, y que viene a ser uno de esos casos en los que te maravillas de que un semejente sea capaz de poner en palabras suyas sensaciones tan tuyas, como comenté en el post Lo que nos mantiene en pie:

"Todos deberíamos apuntar nuestras reflexiones. No por lo que valgan, sino porque dan lugar a otras. Al decir apuntarlas no me refiero solamente a escribirlas en un papel, sino a tirar de ellas sin permitir que se esfumen, convirtiéndose en esas estrellitas de luz que preceden al sueño. Es un buen trabajo el de tirar de lo que se piensa, para aclararnos un poco entre todos.
Se suelen achacar los males del mundo a la neurosis, a la angustia. Pero esta angustia no es sino un resultado. Resultado de no entenderse, de ahogar los pensamientos. Yo nunca sufro más que cuando siento la cabeza llena de pensamientos sin cocer, sin formular, y sé que están ahí, pero los disperso a manotazos por no sentir la bulla que forman. Pero siguen estando, y aunque me escape, cuando vuelvo a casa el ruido continúa. El único remedio racional es abrirles la puerta y darles salida por orden"

Llevo días sin escribir, y es que pretendiendo aportar siempre una nota de color, generar alguna sonrisa, cada vez me cuesta más encontrar motivos para ello, y cada vez me las tengo que ingeniar más para ser positiva y hacerle cantos a la vida.

El desmantelamiento del país me duele y afecta más de lo que quisiera, porque ya todo toca tan de cerca que es difícil obviarlo. Últimamente parece que le está tocado el turno a los de mi "casta". Cada semana alguien más de mi entorno se va al paro, o las está pasando realmente canutas. Por no entrar en mis detalles, que me los reservo para el final!

Talento desaprovechado y trabajo bien hecho arrojado por la borda a las pirañas. Eso es lo que más me duele. Eso y la bajeza moral de un atajo de necios cuyas decisiones y actos nos vapulean sin poder nosotros hacer nada para evitarlo. Se ha escrito tanto que no voy a decirlo mejor ni con más fiereza que tantos twits, posts de blogs, estados de facebook y wsp varios...

Pero ahora la marea ya moja mi toalla.

En todo este desconcierto...
  •  En el que formo alumnos para emplear herramientas tecnológicas aún sabiendo yo que nadie les va a contratar pero que les alimentan la ilusión de que con eso van a destacar frente al resto, una jauría hambrienta de prácticas sin remunerar, con 4 títulos en su haber, jóvenes y mayores, sin poderse emancipar o con cargas asfixiantes...
  • En el que doy cobijo a emprendedores fomentando la idea de que trabajar por cuenta propia es lo mejor que hay, eres tu jefe, hay que contabilizar en sueldo inmaterial otros valores (horario flexible, conciliación...)...aún sabiendo yo que: si coño, pero de algo hay que vivir, no??? Con el sueldo inmaterial el del banco no me descuenta ninguna letra!
  •  En el que una que fue criada en la idea y el convencimiento de que mi profesión sería mi seguro de vida, sin depender de maridos, propiedades o herencias y ahora para poder optar a concursos fuera (porque dentro paqué!) tengo que pagar lo que no tengo para apostillar mis certificados en notarios chupatintas... Y a dios gracias que hay marido y propiedades!! 

En este desconcierto hay que cambiar el orígen de coordenadas para no quedarnos ensimismados en nuestra estupefacción.

Estamos en tiempos de supervivencia y lo que cuenta es poder levantar 4 chavos al mes para poder pagar la mensualidad. 

¿Tienes idiomas? Felicidades, mejor posicionada para comunicarte con los turistas. 
¿Tienes cierta gracia escribiendo? Bien, pues a redactar anuncios de pisos atractivos
¿Tienes nociones tecnológicas? Pues a buscar los mejores portales de alquileres vacacionales y a generar calendarios de reservas compartidos y otras tretas tecnológicas
¿Tienes necesidades económicas de verdad? Pues a partir de ahora gestionar la limpieza significará "hacer la limpieza", y si te cuece te rascas!

Os acordáis de cuando mendrugas de tres al cuarto se decían entre ellas..uy...pues mi chacha polaca es fisicoquímica y sabe nueve idomas!! Fíjate, pobres, cómo se han de ver. 

Desengañémonos, en breve llegamos ahí, a las chachas españolas ingenieras!

Pero lo dicho, con sentido de supervivencia y contra el empanamiento intelectual!

Si hay que limpiar se limpia, y cómo nos reímos (ya ves, si es que es superdivertido ;-)) con mi excasera de despacho Natalia y compañera de vicisitudes, arquitecta ella, cuando yo le pregunto si ya ha sacado las perspectivas y los renders de los pisos que gestiona para anunciarlos mejor mientras les pasa el mocho y ella me pregunta si ya he calculado el caudal hidráulico de la tubería del desague cuando tiro de la cadena del wc de los míos!!! jeje

Y mientras no vuelvan los encargos no sé si seré una ingeniera que juega a housekepper (dicho en inglés da menos por saco ;-)) o una houskepper que se las da de ingeniera!!

Suerte que como decía al inicio, la justicia cósmica me va regalando perlas como la Martín Gaite, para hacerme el desconcierto mucho más llevadero y poder seguir teniendo fe en la razón e inteligencia humana...que haberla hayla, pero no entre nuestra chusma dirigente, por desgracia!

El próximo prometo ser más divertida, y si no hay nada divertido me lo invento, q al final La Vida es Bella, leñe! q no nos la jodan de más!






martes, 16 de julio de 2013

La mirada ferroviaria



He escrito tan a menudo en los impases aeroportuarios que me deja mi vida, que es un frenesí, que hoy, desde el traqueteo de un tren de cercanías, mi deuda para con este transporte me obliga a abrir portátil y esbozar estas líneas.

El primer tren que cogí sola fue de Barcelona a Lleida, a principios de octubre de 1.995, 3 meses recién cumplidos los dieciocho. No pudo ser más simbólico, más de la ya enorme carga que llevan de por sí los trenes.

Empezaba una nueva era, ese día. Empezaba la universidad, mi estancia en una ciudad diferente a la que había vivido siempre, mi vida autónoma en lo que a compañía familiar y de amistades de toda la (hasta entonces) mi vida. 

No quise que me viniesen a despedir mis padres porque quería hacer ese trayecto sin ellos, pero en cambio si lo hizo mi primer novio, que de hecho ya hacía un año que no lo era, pero ambos comprendimos la magnitud del momento vital de cada uno y el del común, que era un claro cierre.

El trayecto fue especialmente bello, a pesar de la mirada aguada con la que lo inicié, y aún lo reconozco así después de las innumerables horas que vendrían más tarde, pues la carrera fue larga y los viajes muchos. 



En ese traqueteo, en esas casi tres horas de viaje que duraba entonces sucedió lo que tenía que suceder, una pequeña metamorfosis simbólica de salida del capullo para volverme mariposa (mejo eso que de gusano a capullo, no? ;-)) .

De esto hará 18 años ya.

Algunos otros trenes han tenido sus momentos especiales, pero todos el sabor de la libertad...el viaje a Andalucía con mi amiga Aitana, el eterno Estrella de Galicia, o Shangai, con compartimentos de seis de madera y sus 17 horas de las más disparatadas confesiones entre sus ocupantes, las excursiones con los amigos del instituto, cargados de mochilas, sacos, esterillas y todo el ajuar, el divertidísimo viaje a Madrid siendo muy jovencitas con Isa y Aitana, el de Girona con el que buscábamos infructuosamente sensaciones nuevas en Figueres, el que perdí a París, que aunque parezca el título de una película es de verdad…


Este trayecto en el que estoy ahora es especialmente bonito, y bien podría ser un tren turístico, a un lado el azulísimo mar de una espléndida y calurosa tarde de julio de la Costa del Garraf, y al otro los todavía milagrosamente existentes campos de algarrobos alternados con los de olivos, esa belleza un tanto arisca del campo mediterráneo.


Y el tren, en definitiva, como metáfora…

De un espacio en el que no puedes hacer que las cosas vayan más rápidas, no puedes pisar el acelerador, sólo puedes dejarte llevar…

De la mezcla de humanidades variopintas que poco probablemente te cruzarías en otros lugares…

De la sucesión de paisajes cada vez menos rurales, cada vez más acementados, cada vez más frecuentados, hasta entrar por las tripas negras de la ciudad, por donde nadie se ha preocupado de adecentar, porque las vías del tren siempre han sido y son el patio de atrás.

De la mirada desde ese patio de atrás, que nos da muchas lecciones de las ciudades (y las nuestras, con esa cutrez mediterránea de la que nos es tan difícil desprendernos porque la llevamos en nuestro ADN)…



De que estás sola contigo misma, y que puedes embobarte con el paisaje o con la gente, pero que tarde o temprano te cruzarás la mirada con la que mira por la ventana, con esos ojos reflejados que no son otros que los tuyos, y con ese pequeño alto en el camino que nos da el tren para parar, tomar aliento, echar la vista atrás, ver el recorrido hecho y acordarse del destino al que vamos…

¿Tenemos destino prefijado? ¿O vamos simplemente “haciendo”? ¿Qué le pides a tu tren? ¿Cuál es la estación a la que te diriges? 

La estación de la felicidad es el trayecto, dicen los que saben. 

Y no hay que olvidarlo nunca, aunque tendamos a ello!

Este trayecto va acabando, por mi parte cero quejas de mi tren de cercanías, ni del real ni del metafórico. No sólo no hay queja, ha sido un viaje delicioso y muy agradable, y encima me he dejado el móvil, qué más podía pedir!! Sin este olvido este post muy probablemente no hubiera salido.

Tren, un placer dejarme llevar! Hasta la próxima!!


(*)Apunte: me ha sido tremendamente difícil encontrar una imágen para la cutre-ciudad desde el tren, y creo que a nadie se le escapa que toda entrada a toda ciudad en modo tren es un auténtico desastre del paisajismo urbano, pero como es feo de carallo nadie hace fotos, como nadie hace fotos no aparece en Google Images, luego...no existe? mmm...para la reflexión!

viernes, 7 de junio de 2013

Lo que nos mantiene en pie

Una es, como todo hijo de vecino, una y sus circunstancias.

Y como resulta que ha coincidido mi maternidad con la explosión de la burbuja, mis hijas van creciendo a la vez que los años que nos van diciendo puntualmente que llevamos en crisis declarada. Visto así suena feo, me recuerda a la fecha de nacimiento de mi madre, que va ligada irremisiblemente a la del (casi) día que cayó la bomba de Iroshima, malas fechas.

Pero al final que más da la crisis y que más da la bomba (sobretodo cuando no te cae encima), lo que nos mantiene en pie, y lo que nos hace decir "adelante" son esos golpes de felicidad, a menudo escondidos entre la rutina, entre las telas de nuestro día a día.

Pensando en este post me forcé a recordar momentos en los que soy, era o he sido feliz, y me perdí en un agradable laberinto de sensaciones cuyo denominador común era la felicidad, esa felicidad que dura un segundo, o dos, y que dicen, dicen, es la de verdad (pq más que eso es sospechosa de no serlo).

El resultado inmediato es que me dormí con una sonrisa en los labios.

La felicidad tiene efectos dopamínicos, por eso crea adicción y la buscamos a veces sin éxito para encontrarla luego en los momentos/sitios más inesperados.

  • Debajo de las sábanas con alguna de tus hijos susurrándote al oído un "t'estimo" recién aprendido a decir tras un día agotador.
  •  Cuando una mirada cómplice con alguien que te lleva y llevas dentro te lo dice todo sin palabra mediante y te empiezas a reír sin contención alguna.
  • Cuando de pronto suena en la radio una canción que se sintoniza a la perfección con tu estado de ánimo y parece que te envuelve y te sube a estadios suprahumanos.
  •  Cuando te maravillas ante un párrafo genial que sintetiza sensaciones indescriptibles (para ti) y vuelves los ojos atrás incrédula de leer lo que estás leyendo  y de que haya en el mundo alguien tan inteligente como para ello.
  • Cuando un amigo, un ser querido, un desconocido entra en resonancia contigo hasta el punto de pensar que es imposible (o cosa de brujas) tanta conexión entre dos individuos diferentes.
  • Incluso cuando resuelves un problema o una demostración de matemáticas compleja. 
  • Cuando un paisaje te entra más allá, mucho más allá de la retina y te invade y se queda gravado en tu memoria fotográfica con un pie de imagen que reza: aquí fui feliz, sólo por el mero hecho de estar aquí.




Pero la más duradera, y la que más largo y buen poso deja es cuando de pronto, después de una larga temporada de dispersión aparece el el milagro, y ahí, en medio del pasillo de tu casa, se produce el reagrupamiento familiar interno: cuerpo, alma y mente.

Por fin juntas, por fin una. Por fin los cauces convergen y se hace la paz en tu seno. Es como cuando se encuentran el padre, el hijo y el espíritu santo (no es un chiste, eh?), quizás en el fondo toda la historia de Jesús &Cia sea tout ça pour ça, como dicen los franceses.

Quizás, al fin y al cabo la biblia nos viene a decir eso, que cuando se sientan los tres a cenar la paz (ergo la felicidad? otro debate) está contigo. Sólo hay que cambiar los nombres cuerpo (Jesús), mente (el padre) y alma (el espíritu santo). Y no es ninguna tontería.Con lo necios que somos deberían haberse dejado de tanta parábola, pq los detalles nos pierden y al final no llegamos al quid...resulta que era eso!

La felicidad, en definitiva, creo que viene cuando se producen acoplamientos (jeje).
Acoplamientos de amistad, de amor, intelectuales, de estados de ánimo internos con sensaciones que vienen de fuera, cuando chocan dos electrones y generan energía, dos bits de información y generan un tercero, resultado de ambos.

Y en ese sentido si encima es un acoplamiento a tres bandas, como la reagrupación familiar del pasillo, ya es la repera, y tienes pila para rato.

Yo me siento así. Y el mundo me responde. Y estoy contenta. Parece que la terapia reconstructiva va dando frutos y en breve podréis conectaros a mi propia red eléctrica, generaré luz a doquier! YEAH! :-)

(desde el centro peninsular, desde donde hoy escribo me será más fácil montar el tendido eléctrico, jeje)

QUE SE HAGA LA LUZ, pues

(creo que me ha imbuido la 1ª Comunión de mi sobrina a la que asistiré mañana...me empieza a preocupar ;-))