martes, 3 de junio de 2014

5 días al mes

5 días al mes, cada mes, todos los días, durante 40 años.

5 días reptando por la vida, aparentando (o intentándolo) normalidad.

5 días con el cuerpo destrozado, los intestinos en modo cólico permanente, el útero contrayéndose y convulsionando, la cabeza a punto de reventar, insomnio alternado con hipersomnolencia, diarrea con estreñimiento, flujos por doquier... Y fea. Muy fea.

La lágrima fácil, la pena sobre volando, la sonrisa huyó hasta nuevo aviso, la energía en el subsuelo a la altura del yacimiento petrolífero más profundo y el hastío instalado en el entrecejo fruncido.

Enpastillada hasta arriba: iboprufeno, buscapina con nolotil, el aceite de onagra, el antiácido, infusiones mil a todas horas.....cómo no me va a doler la barriga? Pero es q ya no sé quien es huevo y quien gallina!

Y te sabes plasta, te sabes digna de huir de tí...cada vez la misma monserga, cada vez la misma alma en pena... Como un puto ciclo, como del que estoy hablando...con un precio demasiado alto... Demasiados días, demasiadas veces, todas las veces.

Cómo ha podido evolucionar así la naturaleza? Qué error más grande! cuantas mujeres sufrimos tantas veces y tan en silencio y tan cada puto mes la misma tortura? Porqué no sigue evolucionando la especie humana? Porqué no se subsana esto y de paso los dolores que acarrea parir de pie? Quiero decir con dos patas, bípedos vaya!

No lo entiendo...me enfurece y entristece tanta ineficiencia por parte de la evolución. Y no hay hoja de reclamación.

A la industria médica ni la nombro...si fueran hombres los que llevan sufriendo esto CADA mes desde que casi tienen uso de razón se habría avanzado mucho....cuantos años han de pasar para que los directivos de farmacéuticas y hospitales sean directivas y decidan apostar decididamente por eso!

Y las mujeres dejemos de tomárnoslo como un mal menor por el que hay que pasar y punto, con complicidad femenina, con miradas de ánimo, pero sabiendo que lo pasas sola, disimulando y en silencio porque es un coñazo andar con alguien que se arrastra por las cunetas del día.

Tíos (y mujeres q tengan la santa suerte de q no les ocurra, q haberlas haylas): esto es como el día de la marmota del día con la peor resaca q recuerdes, la que te dejó destrozado todo órgano q dentro de ti pueda haber, de humor pésimo y moral por los suelos. Lo único que deseabas era meterte en la cama, a oscuras, buscar la posición que menos te doliera, tomarte algo que te obligara a dormirte y pasarlo lo más rápido e inconscientemente posible.

Recuerdas alguna resaca o cólico nefrítico o gases mal puestos tal que así?
Muy bien. Ahora repítelo no un día sino 5, 5 días seguidos al mes, cada mes, seguidos, durante 40 años.

Y hazlo despertándote como cada día, lleva a las niñas al cole, vete a currar, ten reuniones, come lo que tu sistema digestivo patas arriba te permita, juega con las niñas, haz la cena y reza para q esta noche sea la de la hipersomnolencia y no la del insomnio, o la que el dolor te despierta a las 3 y a las 6 reclamando su dosis de buscapina con nolotil.

Y agradece que tu compañero sea comprensivo aunque en realidad nunca vaya a entender cómo te sientes, y la erosión del ciclo haga mella en el efecto compasión, pero que aún así te deje "escaquearte" de tus funciones y te tolere tu malhumor.

Es difícil mantener la empatía con dolores ajenos desconocidos y recurrentes, y esa es la guinda, que como lo sabemos, y lo entendemos, los disimulamos (o los minimizamos). Como hicieron nuestras abuelas y nuestras madres, por no aburrir ni generar fastidio y hastío a nuestro alrededor.

Ya sé que no se me pasa el dolor contándolo, pero el derecho a la pataleta no deja de ser terapéutico...no?





miércoles, 14 de mayo de 2014

Pan de hoy para mañana

Hay veces q defallezco
Caigo en caída libre
caigo pasto de mi miedo

Hay dias, cúmulos de otros,
En los q mi huída hacia adelante
Es cada vez más desbocada
Cada vez más desnortada

Y al final del camino un erial
En el que sin estrella polar
Sin rastros q seguir
Sin fieras de las q huir...
Me siento a llorar...

Dónde era que iba?
Y de dónde era que venía?
El frenesí no me deja ver
Ni bosque ni árbol
Ni sonrisas a mi alrededor

Temiendo por el mañana
Malvivo el día de hoy
Pan de hoy para mañana
Absurdo vivir!

Para y escucha.
Escucha el agua del mar lamiendo la arena de la playa
Escucha el viento del páramo moviendo las hojas de los álamos
Escucha la risa de tus niñas regalándote abrazos y cosquillas

Escucha la vida, hazle un lugar en tu día, regálate un ratito de felicidad.

Para y respira hondo
Reduce la marcha.
Sonríete.

E pensa q de fame, non vamos morrer!

Dónde están mis amigos

El título no es una pregunta, como la de Extremoduro, es una afirmación retórica, y le falta la segunda parte, pero como me mola la canción le hago este pequeño homenaje.

La segunda parte de la frase no es en Carabanchel, ni toda la retahíla de cárceles españolas, sino yo. Están dónde esté yo, o mejor todavía, al revés. Estoy donde estén ellos.

Los amigos se llevan a cuestas, y en lugar de pesarte te hacen más liviano el camino. Por varios motivos resulta que tengo amigos dispersos por ahí, lejos geográficamente, pero cerca, muy cerca, en cariño.

Los amigos son capaces de hacerte una ciudad áspera amable, porqué es dónde ellos viven y dónde quizás hasta habéis compartido momentos deliciosos, o simplemente puede que hayáis compartido aburrimiento, que siempre se sobrelleva mejor acompañado. Pero esas calles ya no te son ajenas, vacías. Esa ciudad, ese barrio, ya te atrapa, ya es tuyo, y ya no es tan feo.

Del mismo modo que la amistad tiñe de pocos kilómetros que son muchos, también enmascara escenários de grises a rosas, y vidas que te pueden parecer anodinas a llenas de intensidad, o como mínimo con ciertos intereses interesantes.

De este modo en un pequeño periplo peninsular visitando amigos y familiares, he pasado de mi crítica fácil a flor de piel al modelo de vivienda suburbial de urbanización de anuncio "si me compro un pareado aquí seré feliz" a pensar que ciertamente otra cosa quizás no, pero paz y silencio si te dá, y quizás, al fín y al cabo tampoco sea tan terrible.

He pasado de considerar una ciudad que recordaba con cariño (pero que me va quedando cada vez más lejos) como fea, gris y anodina para luego ir recuperando su pulso vital a cada viejo amigo que veía en carne y hueso, a cada  café, a cada chato de vino, a cada corto de cerveza, hasta irme de ella a los poco días con pena, volviendo a ver sólo lo bueno, con esa habilidad maravillosa tan humana de vista selectiva que nos permite sobrevivir obviando lo malo y resaltando lo bueno.

A parte de tus amigos en sí mismos también tienes sus formas de vida, de las que aprendes o como mínimo te sacuden la consciencia. Tu vida la vives a tu manera y te crees que es universal, que todos vivimos igual. Y cuando te alojas en casa ajenas vives por unas horas su ritmo, su atmósfera, su día a día. Y de pronto entiendes que no, que no es universal.

Que puede que tu vida no sea el producto de una elección a la carta: vida de ejecutivo, vida de ama de casa, vida de ocioso... No la has escogido así tan fácilmente, pero lo cierto es que nadie te ha puesto una pistola en la sien para que estés haciendo lo que haces del modo que lo haces.

Pero entonces... Tus disconformidades con tu vida y en cómo la vives las has de buscar en tí mismo, ay amigo, y eso es lo jodido! Porque eres el único puto (con perdón) responsable de tu estrés, de tu frenesí, de tus angústias y de tu modo de vivir no acorde con tus gustos. No puedes culpar al mundo, ni siquiera a tu jefe.

¿Por que uno sale a navegar día si día también cada tarde? Porqué ha ido tomando una serie de decisiones que así se lo permiten.

¿Por que otra tiene tiempo para hacer pasteles, cup cakes y delicias várias aún trabajando y con hijas? Por lo mismo.

Este viaje me ha reafirmado en dos cosas.

Que los amigos son vitales, y a los que están lejos hay que mimarlos especialmente a distancia para reencontrar el regalo de su cariño cuando los vuelves a ver, mal que tenga que pasar mucho tiempo entre una y otra vez.

Que uno tiene la vida que se merece y que si la quiere mejorar en el aspecto que sea ha de esforzarse mucho para cambiarla, porque nadie dijo que iba a ser fácil!

Ha de ser sabio para detectar lo que le resulta tóxico y eliminarlo de su vida, fuerte para introducir o eliminar hábitos sabiendo lo difícil que es eso, y agradecido para reconocer para dentro y para fuera lo que le alimenta y le hace feliz.

Yo creo que ya voy siendo algo sabía y algo agradecida, me falta más sabiduría para saber cómo atacar mis vicios (que los conozco) y fortaleza para combatir mis malos hábitos (que los reconozco) que viene siendo uno, a saber, meterme en jardín tras jardín profesional por no decir en cuantos más simultáneos mejor! Si al menos me dieran dinero o no me generarán estrés ni interfirieran en mi vida personal que ya ni límite tengo (ni he tenido)!

Pero soy tan estúpida que no sé decir que no a nada por variopinto y extravagante que sea ni a no vivirlo con intensidad devastadora y ni mi cuerpo ni mi cabeza ni mi tiempo pueden con todo.


Con lo tranquila que he visto con mis propios ojos que se puede vivir!!!

QUIERO HACER CUPCAKES Y SALIR A NAVEGAR!!! Y quiero ser rica.




















viernes, 11 de abril de 2014

Viviendo de sobresueldos

Hay que ver lo cegatos que somos unos con nuestras propias vidas y actitudes!

Han tenido que pasar estos últimos cuatro años, con sus 48 meses, como toda una vida (la de Laura), y cuanta medida del tiempo que lo haga más o menos largo o corto (que es lo que tiene el tiempo), para darme cuenta de lo óbvio!

A saber, que hay una clara desconexión entre lo que sigo creyendo que soy y lo que soy, profesionalmente hablando.

A saber, que cuando me preguntan sigo diciendo no sólo que soy ingeniera (que eso mal que bien lo seguiré siendo toda la vida) sino que ejerzo de tal, o al menos lo intento.

Cuando la realidad es que en cuatro años he redactado un estudio de viabilidad y un proyecto.

Y en la misma semana (a saber, ésta) han caído dos presupuestos que me pidieron a su vez la misma semana de hace cuatro meses (si, en ingeniería/consultoría se manejan estos plazos que arruinan la tesorería de cualquiera :-( ) y que me habían devuelto cierta ilusión de que el agua volvía a sus cauces.

No sólo han caído éstos, sino que ha vuelto en forma de marrón un (el) proyecto de hace dos años (si vuelven es en forma de marrón indefectiblemente, otra lección de introducción a la ingeniería).

A lo que voy, que me disperso! Que estoy viviendo de sobresueldos que me he ido inventando para salir del paso, pero con la paradoja de que les sigo llamando sobresueldos a lo que en realidad es el sueldo, y lo que debería ser sueldo no sólo es vacío sino agujero negro en el que entierro horas inertes de presupuestos, de intentos y de absorción de marrones pasados que se ejecutan ahora sin ver un solo €!

Para que el vacío monetario no arrastrase al existencial profesional me he ido dedicando durante todo este tiempo a explicarle a quien a tenido a bien escucharme (o al menos oírme) que yo en realidad hago proyectos, sólo que no tengo clientes que me los contraten.

Siempre que lo digo pienso que si hablara en inglés sería muy adecuada la expresión "I used to work as engineer" o "I used to draft projets". Como habló en romances otros varios digo cursiladas como "solía hacer proyectos".

Visto así bien pudiera parecer que lo tuviera asumido. Pero no es cierto. Basta con analizar que alguien que se defina profesionalmente en pasado y en negativo está teniendo un problema!

Luego añado la coletilla de que hago cositas para ir tirando mientras no vuelven las cosas tal y como las conocí y entre las que me crié profesionalmente hablando. A saber: ayuntamientos y demás administraciones públicas que contratan estudios y proyectos.

Ya va siendo hora que dignifique y les de el lugar que se merecen a estas cositas, actividades varias con contraprestación económica.

Algo habrá hurgando en mi interior de orgullos casposos y vanidosos, y de la sensación de que se ha invertido mucho en mí para hacerme una profesional de provecho (=ingeniera), y en cambio aquí ando, como quien dice en el McDonald's.

Pero no es cierto. No estoy en el McDonald's. Sigo -nunca lo he dejado de hacer- generando actividad a mi alrededor, y casualmente con lo que siempre he flirteado: docencia, turismo y emprendeduría.

Al final, el €/marrón de ingeniería/consultoría sale demasiado barato, o caro, según se mire, y me merezco vivir mejor! Llevo diez años en este IAE y ocho ejerciendo como tal. Si la ingeniería siempre fue una actividad de volumen (lo de valor añadido o calidad es pura patraña, desengañémonos) cuando cae el volumen sólo queda la esencia, que es marrón mal pagado tras marrón mal pagado, sólo que más espaciados y sin retribución económica. Esto no hay costura que aguante, y mantenerlo roza el masoquismo!


Hoy mismo llamo al gestor para que me cambie la etiqueta y añada (¿substituya?) a la de turismo, la gente de vacaciones es infinitamente más amable que los contratistas y los clientes lo toman o lo dejan, no te sacan la sangre y el sudor con sanguijuelas a cambio de 4 duros!

Así que me presento: me llamo Maria y me dedico a varias cosas a la vez: a recibir turistas en los alojamientos que gestiono, a escribir posts/guías de Barcelona y Galicia que es lo que siempre me ha gustado, a gestionar el Coworking, a dar alguna charla de emprendedores cuando me la piden y mantengo mi amor por la cartografía y la docencia con las clases on line que con suerte parece que se repiten para el año que viene!

Y a la ingeniería que le den por saco!!! Yeah!

martes, 1 de abril de 2014

¡Antes muerta que sencilla!

Dentro de la reconstrucción maternal, te lo dicen siempre: arréglate,  no te descuides, no te abandones, ponte guapa! Manuales, amigas, madres, matronas...y claro, una que es dócil por naturaleza está dispuesta a hacerles caso....

Pasa que cuando una además de dócil es un tanto descuidada con su aspecto físico no sabe muy bien a que atenerse con lo de cuidarse!

Peluquería? Si el flequillo me lo corto yo, que no se me da mal y ahorro un montón!
Depilarse a la cera? Ah! Si... Recuerdo vagamente esa sensación de pasta tibia en la espinilla...Era eso, no?
Masajes? No gracias, por suerte no he tenido ninguna lesión grave :-) ah que pueden ser así por placer? Uy no! Yo es que en el fondo soy muy luterana!

Ir de tiendas? Mmmm... Ir de tiendas sin tiempo ni dinero es complicado... No digo que no me guste, sólo que robar me da acidez.

Total, que no, que no me he cuidado nada! Que cuando intenté ir a la piscina a practicar algún tipo de movimiento extra al de darle intensamente al teclado del ordenador y al de carreteo de niñas me salió rana y me acabé dando de baja (por falta de tiempo y de dinero... hay que ver la de cosas que se deben poder hacer con tiempo y dinero, oyes! En un sólo párrafo ya me han salido dos!...).

Lo de correr es un drama porqué, si, aún se me escapa el pipí y no, aún no he ido al fisioterapeuta a hacer ejercicios de suelo pélvico ni abdominales hipopresivas, si con sólo decirlo ya me agoto! (Pero esta tarde voy, lo juro!)


Hasta que a la maternidad (= 2kg por niño, no?), la crianza (=ojeras), la pobreza energética y de la normal sólo que ahora la otra está más de moda (= + ojeras), la lucha incesante pero infructuosa por generar ingresos como free lance (= arruga surcada a machete en el entrecejo), horas seguidas de postura 4 de ordenador (= joroba).... no se le ha unido un enemigo con el que no contaba por aquello de que creemos en la eterna juventud (en la propia): LAS CANAS!

Entonces he reaccionado y he visto el cuadro preocupante... Y me he dicho: Marieta, Marieta, que no tens 15 anys, guapeta! Que si vols ser una miqueta mona t' hauràs d'espabilar i posar de la teva part!,

Aún así no sabía muy bien lo que tenía que hacer... En mi casa las mujeres sin ser descuidadas són austeras y nunca me he sabido los nombres de las cosas: rímmel, sombra, base de maquillaje, para dar brillo, para quitar brillo, mascarillas de cara y de pelo, tónico facial, leche limpiadora.... Un mundo por conocer! Al qué me da auténtico pánico reconocer ante una de esas señoritas tan avezadas en estos menesteres de cualquier tienda de cosméticos. Que le digo, tengo 36 años y en mi vida he entrado en un sítio así? Dame algo que me arregle (y barato?)

Finalmente la inspiración, el empujoncito, me lo dio sin saberlo mi cuñada, azafata de vuelo de Iberia para más inri. Más que ella su baño... Más que su baño el contenido de su baño. A mi ducha de 5 minutos de rigor y manta (toalla en este caso) en esta ocasión me dediqué a investigar (y probar... Però poquet, eh, Célia? ;-)) cuanto potecito hubiera por ahí!

Descubrí que al pelo se le puede poner vinagre (aha! Por eso le brilla tanto!,), que a la cara se le puede poner un toque de color, que además de vinagre al pelo también se le pone queratina, que las ojeras se pueden disimular! E infinidad de argucias varias para mejorar lo presente.

Quedé muy guapa, tanto que cuando bajé no me reconocieron! Jiji!

A la vuelta a Barcelona las ruedas de mi bici me llevaron entre reunión y notario a mi pelu que hacía 1 año y medio que no pisaba y me gasté en mechas tapacanas parte de la póliza que iba a firmar en el nombrado notario. Así vamos!

No contenta con eso, al primer vuelo siguiente a Bilbao que tuve que coger, me dirigí directa al duty free de la T1 y aprovechando la displicencia que te da llevar una semana sin dormir por la tos y los mocos y la autoridad de no tener prácticamente voz y ser la versión femenina de Corleone le dije sin más florituras: dame algo barato que me quite la cara de cadáver, por favor.

Así, sin paños calientes. Y me dio una cosa maravillosa milagrosa que efectivamente, por 15€ pareces Heidi!

No diré la marca porque paso de convertirme en una fashion blogger con 15.000 followers y porque la marca en cuestión usa todos los animales del zoo para sus pruebas (incluyendo a Bambi) y mete parabéns a tutiplén y yo no traicionaré por escrito mis ideales ecologistas ;-)

A esto le siguió una incursión en el mundo deliplús (por suerte mi cuñada es respetuosa con la pobreza energética) en la que me he hecho (con la otra parte de mi póliza) con mi arsenal particular de belleza a la carta!

Aprovechando los 10 minutos de espera que tenía en el taller de bicis (algún simpático me chafó la rueda trasera estando atada) en lugar de tomarme el café de 1€ que me proponía hacer entré en el outlet de Mango y estuve 1 hora y me gasté 100 €, a mi es que me va es sistema decimal.

Salí eufórica a pesar de dejar mi póliza profesional cada vez más mermada, pero oye, ahora parezco un ángel, y las cosas de trabajo por fín van lentamente pero de manera constante mejorando! Aparecen nuevos presupuestos que hacer, y proyectos nuevos con buena acogida inicial, hay satisfacción por el trabajo hecho, hay expectativas razonables y pooooco a poco se van monetizando, y al fin y al cabo la póliza que firmé era por menor cuantía que la anterior!

Y mis hijas y mi marido me dicen: maaaaaamiiiiiii! Qué guaaaapaaaa!

Y yo encantada de la vida! Si lo llego a saber antes me gastaba íntegra mi póliza anterior como bienes de inversión material!!


domingo, 2 de marzo de 2014

El olor de la nieve

Hemos ido a la nieve.

Con varias artimañas que no detallaré hemos conseguido practicar un deporte de ricos siendo pobres!

Como somos pobres pero gozamos de una libertad que para mi la quisiera de no tenerla hemos importado de Francia esta sana costumbre de hacer una Semana Blanca. Así, a la brava!

Aprovechando que las niñas son pequeñas y la ausencia de máquina fichadora de nada, que mis suegros alquilan chalet en el Pirineo francés durante una semana con unos amigos desde tiempos inmemoriales y que sobraba una habitación, para allá nos hemos ido.

Dado lo obscenamente caro que resulta este deporte, contábamos con hacer trineos, raquetas, esqui de fondo, muñecos de nieve etc, todas ellas muy nobles y bellas actividades, pero finalmente nos ha sonreido la fortuna y también
hemos podido iniciar a las niñas (especialmente a la mayor, con 5) en esto del esquí alpino, y disfrutar nosotros también.

Como todo últimamente hacía muuuuucho que no esquiaba. Esquié mucho de niña, de adolescente y algo de joven, menos porque entonces me lo tenía que pagar yo y no andaba boyante que digamos.. como ahora vamos!

Así que la mayor parte de vivencias con el esquí las he tenido de niña. Y al ver a mi hija enfrentándose alborozada con sus primeros telearrastres, sus primeras telesillas y sus primeras bajadas me venían recuerdos en forma de sensaciones a oleadas, tan frescas como la nieve que pisaba, como si no hubieran pasado 30 años!

Y me di cuenta de que los deportes en los que te ves solo ante las circunstáncias, casi siempre gratificantes, pero también a menudo adversas, realmente curten mucho y te refuerzan el carácter.

Recuerdo con el mismo soplo al corazón que entonces cómo habían telearrastres que tiraban tanto que aún con todas tus fuerzas y tus 30 kg no lograbas mantenerte en contacto con el suelo y salias volando luchando por no perder el control. Y lo orgullosa que te sentías cuando conseguías volver a pisar nieve indemne, y contarlo al llegar arriba!

Recuerdo cuando no lo conseguías y te caías del arrastre, rodeada de altos abetos oscuros y silenciosos, con nieve virgen alrededor y sin saber muy bien que hacer, si esperar a que alguien bajara a por tí o lanzarte a la brava en busca de la pista perdida.

Recuerdo tremendas ventiscas con la nieve como agujas perforando la cara, los pies helados y las manos paralizadas del frio, el cuerpo encogido, las manos cubriendo el rostro, meciéndote en el silencio silbante de la ventisca en una silla inoportunamente parada por largos minutos en tan hostiles condiciones.

Recuerdo pistas heladas en los que no había cantos qu
e se clavasen, empinadas como acantilados, minadas de "bumps" y piernas agotadas que ya no respondían orden alguna.

Recuerdo monitores hablandome en francés, sin entenderlos ni jota y asintiendo a la vez con la cabeza, que si que si, cuando era que no que no, no me entero de nada y todos los del cursillo se van a reir de mi.

Todo esto que lo sufrí lo recuerdo en bueno, como recuerdan, los que la hicieron, las batallitas de la mili.




Supongo que lo recuerdo en positivo porque viene reforzado por cientos de flashes que me hacen esbozar un amago de sonrisa involuntariamente.....

Una naranja que sabe a gloria comida al sol de cualquier piedra en la Molina con amigas, ya en 8º yendo solas a esquiar un domingo con la UEC después de unas estupendas bajadas y muchas risas...


 


La adrenalina supurando por los poros en las últimas bajadas a toda castaña cerrando pistas como si fuera el útlimo día de esquí de nuestras vidas tras un día sin parar de esquiar con los chicos del CEC.

Los primeros saltos un poco dignos que te ponían el estómago en la boca, los primeros chuss a velocidades ya peligrosas, el placer de una bajada hecha a la perfección con una nieve perfecta, un sol perfecto y unas piernas perfectamente flexionadas en un
estado de forma perfecto...

Las tremendas óstias que me he ido pegando, o se han pegado a mi alrededor, la pata rota de mi primo, la triple voltereta que dí en un chuss mal calculado, el cabezazo de mi hermana contra el hierro de una silla al bajar y la espectacular bajada acompañándola en la camilla llevada por los camilleros, o mi propia bajada en camilla, que no recuerdo porque perdí el conocimiento de un golpe que nunca llegué a retener porque se me borró casi una hora de memoria de antes del tortazo, commoción cerebral, dijeron (y rotura de gafas), y así me quedé! :-(

El olor del cuerpo después de esquiar, el olor de la nieve, una mezcla de sudor fresco con frío y crema solar, de naranja, con la cara ardiendo, el pelo despeinado con la forma de gorro de lana o de cinta de gafas de ventisca.

El placer de los pies quitándose las botas de esquiar (malditas sean)...

El cansancio infinito en todo el cuerpo, que queda derrengado y dispuesto a un sueño reparador donde sea, en los incómodos asientos del autocar de vuelta, en el coche, o en la cama tras un baño caliente caliente caliente para sacarse de encima el frío pasado.

Así, desgranando recuerdos y reviviendo los primeros pasos en la mirada vibrante de mi hija me doy cuenta de lo mucho que me ha dado el esquí, y quien dice el esquí dice la montaña, o dice cualquier deporte, pero especialmente si son al aire libre, y en plena naturaleza.

Ojalá les gusten tanto como a mi, y les aporten tanto como me han aportado. No sé si les hará mejores personas, pero desde luego más vividas y más felices!


martes, 11 de febrero de 2014

Yo, me, mi, conmigo...y otra vez yo, yo y mi bici

He vuelto a ir en bici.

Hacía unos 15 años que no iba en bici. Como modo de desplazamiento, me refiero, no de paseo con las niñas o por el monte. Ultimamente, ignoro por qué, parece que mucho de lo que ocurría hace 15 años me está pasando por las narices esperando que lo retoma donde lo dejé. 

Es una sensación extraña y no sé muy bién cómo afrontarlo, si tiene alguna lectura, si es cosa de meigas, o si es que de algún modo he vuelto de un largo viaje (que lo ha sido geográficamente), en el que sin dejar de ser yo, he sido otra.

Varias cosas han ido pasando que me devuelve a mis tempranos 20 en un relativamente corto plazo de tiempo (sobretodo tomando los quince años entre medio que me han reconectado con esa yo).

Mi madre llevaba lustros diciéndome que vaciara mi (su) habitación de mi (su) casa. Empecé por las cajas más voluminosas y al llegar a mi (pseudomi) casa las abrí. Eran mis diarios...desde los 10 años hasta los 22. Los más intensos desde luego fueron los últimos, una perla tras otra salía de sus páginas...páginas vividas, como aquella antigua colección.
 
Esos años de carrera en los que me reafirmé tal y como iba apuntando en la adolescencia. Por fin la independencia (aunque no económica), la autonomía, un mundo nuevo sólo mío y de quien yo escogiera, fuera de casa, con la tan ansiada libertad. 

Tantos amigos, tantas experiencias, tantos aprendizaje, tantos bailes, tantos amoríos y amores, tantos exámenes que parecían inaprobables y tantas horas de estudio, finalmente fructuosas aunque con el miedo semi instalado a ratos de que no lo llegaran a ser nunca y no lograra acabar la carrera.

 En todo aquel tiempo me movía con una ligereza, una libertad de movimientos y una autenticidad y frescor que nunca volví a tener.

La bici y la confianza en ti misma te da eso, te da plena capacidad de decisión en todo momento. Ahora vas por la calzada, ahora por la acera, ahora a pie charlando con un amigo ahora a pedales a toda castaña.



Por fría que sea la mañana los guantes acaban sobrando y las mejillas tiñéndose de rojo, el cabello alborotado al aire, los pulmones a pleno rendimiento y el corazón totalmente despierto y alborozado. 

La bici tiene escala y velocidad humana, y no pierdes nunca la pertenencia a la parte viva de la ciudad, su gente, sus tiendas, su ritmo. 

La moto o el coche te aparta radicalmente de ella y te circunscribe a la calzada, donde entras en competición con los otros o contigo mismo o con el semáforo o con quien sea pero en competición. La moto tiene la válvula de adrenalina en la misma maneta con la que das gas.

Desde que cogí la bici no he vuelto a la moto. 

Y de algún modo ha sido una decisión que ha ido mucho más allá que en qué me muevo. 

No es sólo en qué, también es cómo.

Me he reencontrado con mi pasado, con mis anhelos y mis gentes que me acompañaron en mi eclosión.

Luego la vida cambió radicalmente y a un cambio le sobrevino otro, nuevas tierras, nuevas gentes, nuevos retos, la maternidad, y más cambios de vuelta, descolocándome y sin encontrar mi lugar, hasta medio olvidarme de esa Maria exultante de energía, con el triumfo metido entre los plieges de la sonrisa, brillando desde dentro de las pupilas. 

El triumfo de ser simplemente feliz. Siempre con una broma en los labios, siempre con ganas de todo, conociendo a todo el mundo y quedándome siempre con lo mejor de cada uno.

Miro atrás y veo la fuente de la que he ido bebiendo el resto del tiempo, pero cada vez más cansada y sin regenerar la energía genuína que me acompañó durante esa etapa.

Por lo que sea ahora han vuelto los diarios, ha vuelto incluso gente de entonces sin decirles yo nada, o simplemente han estado ahi y yo no los veía.

Han vuelto en forma de casualidades enlazadas, como cuentas de un collar. Ha vuelto la bici y voy volviendo yo. A reencontrar mi sitio.

García Márquez consideraba que la velocidad máxima a la que podía viajar su alma era aproximadamente la del paso de un burro, así que tardaba días en volver a encontrarse con ella después de un viaje en avión.
Quien me lo iba a decir, que mi burro tardaría tanto en llegar!

.......Quizás la mía viaje en bici en lugar de en burro?